La Dirección General de Patrimonio Cultural financia un nuevo estudio centrado en el muestreo antracológico de carbones y sondeo de una cavidad en la que aparecieron trazos en las paredes.
La Cueva Tiznada, ubicada en el municipio de El Paso, es el primer yacimiento arqueológico que se conoce con pinturas rupestres en La Palma.
El proyecto financiado por la Dirección General de Patrimonio Cultural del Gobierno de Canarias, ‘Prospección arqueológica en cuevas colgadas de la isla de La Palma’, ha desvelado un tipo de yacimiento arqueológico desconocido en la arqueología palmera, una cueva pintada en las paredes con carbones. Este descubrimiento supone grandes avances para el conocimiento de la cultura benahoarita, además de abrir nuevas y ambiciosas líneas de investigación sobre las pinturas rupestres.
La llamada a partir de ahora Cueva Tiznada se ubica en el municipio de El Paso y es un tubo volcánico pintado jalonado de carbones usados para pintar o tiznar las paredes. Su investigación se recoge en un nuevo proyecto, dirigido también por la arqueóloga Nuria Álvarez, con la colaboración del espeleólogo Eduardo Díaz, la antracóloga Paloma Vidal y el restaurador Jorge Afonso, que consiste en un muestreo antracológico con la recogida de los carbones situados próximos a las pinturas para evitar su deterioro y un sondeo de la entrada de la cueva para detectar los posibles usos de la cavidad. Todo ello conlleva un cribado de la tierra extraída para la obtención de los materiales superficiales, un estudio de los materiales arqueológicos y el análisis de los carbones mediante estudios antracológicos para obtener las dataciones de este inaudito yacimiento.
Ahora bien, el cúmulo mayor de carbones se sitúa junto a las pinturas y estas a su vez se encuentran depositadas sobre un suelo pétreo donde apenas conserva sedimento. En otros casos se aprecian manchas de cenizas con pequeños fragmentos de carbones que indican la presencia de hogares simples, por lo que debido a la sensibilidad de estas manchas, su recogida será completa, sin tamizar, para garantizar la supervivencia de los pequeños carbones. En este sentido, los carbones recogidos serán analizados en el microscopio de luz reflejada del Departamento de Ciencias Históricas de la Universidad de Las Palmas de Gran Canaria (ULPGC). Posteriormente, las muestras antracológicas serán observadas en el microscopio electrónico de barrido JEOL JSM 6300 ubicado en el Servicio General de Apoyo a la Investigación (SEGAI) de la Universidad de La Laguna y las dataciones de carbono 14 serán realizadas en el laboratorio de Beta Analytic. Con respecto al sondeo, los espacios que reúnen aparentemente paquete sedimentario se encuentran en la boca de la cavidad y en el primer tramo de la misma, motivo por el cual serán esas zonas las preferidas para realizar un sondeo. Todo el material será tamizado en seco para recoger los posibles materiales arqueológicos, además, será recogido parte del sedimento para posibles análisis futuros.
En cuanto a las pinturas, se trata de trazos verticales no identificados en su mayoría y en otros casos, la morfología de las líneas simula lo que podrían ser antropomorfos. Sin embargo, esto hay que tomarlo con mucha cautela ya que hay que estudiar el yacimiento con mayor profundidad, por ello la importancia de esta nueva investigación que conlleva la recogida de los carbones y su posterior estudio antracológico, así como un sondeo inicial.
Tras su redescubrimiento por el equipo de especialistas, solo se ha entrado en la cavidad dos veces más, simplemente para corroborar la existencia de estas pinturas rupestres, una con el inspector de Patrimonio del Cabildo de La Palma, Felipe Jorge Pais, y otra con la directora general de Patrimonio Cultura,Nona Perera. Con todo, el estado de conservación de la Cueva Tiznada es bueno, ya que aparentemente no aparecen señales de saqueo, asegura Nuria Álvarez, porque “normalmente cuando es visitado un yacimiento por expoliadores, ellos suelen dejar marcas de pisadas, latas de conservas, colillas u otros elementos que ayuden a pensar que ya era conocida con anterioridad. En este caso, no se observó ningún indicio que hable sobre esas entradas clandestinas y tampoco se aprecian agujeros de expoliadores”.
Para la directora general de Patrimonio Cultural, Nona Perera, “estudiando estas muestras pintadas accedemos al conocimiento de la personalidad de la gente aborigen que graban en piedra múltiples pero finitos motivos geométricos, escriben en las pareces de una cueva, moldean con sus manos el barro que endurecen con fuego, y con todo ello, con estos materiales y con los actos para elaborarlos, narran su propia historia, que ahora resulta más completa con los trazos pintados de Cueva Tiznada”. La titular del área confirma el compromiso de continuar impulsando esta investigación, pues “es necesario fomentar el conocimiento y la interpretación de esta parcela de la arqueología y de la historia aborigen de La Palma” ya que se trata de un hallazgo que “establece la necesidad de iniciar el estudio de las pinturas aborígenes de La Palma, como expresión artística o utilitaria. Con esta investigación podremos adentrarnos en la etología de la población aborigen”, insiste Perera.
Casi desde el primer momento, Álvarez tuvo claro que se trataba de un hecho histórico para la arqueología benahoarita, pues “sería la primera cueva “pintada” descubierta en la isla de La Palma”, y aunque su “descubrimiento fue fortuito, esta situación hace pensar que quizás no sea la única cueva pintada de la isla, lo que abre una nueva línea de investigación”.
A pesar de que las cuevas con presencia de pinturas rupestres es algo desconocido dentro de la arqueología de La Palma, sí son más abundantes en la isla de Gran Canaria, como la Cueva Pintada de Gáldar o la Cueva de La Candelaria en Acusa Seca. En este caso y hasta el momento, el uso por parte de los benahoaritas de la llamada Cueva Tiznada se desconoce pero un dato interesante a tener en cuenta es que esta cavidad perteneció al cantón de Aridane, lugar donde se ganó la conquista de La Palma.
Cuevas Colgadas de La Palma
El proyecto inicial de ‘Prospección arqueológica en cuevas colgadas de la isla de La Palma’ que cuenta con el aval del Museo Arqueológico Benahoarita y se encuentra en su tercera fase financiada por la Dirección General de Patrimonio Cultural, se está desvelando como una de las investigaciones más prometedoras de la arqueología palmera. Se trata de inspeccionar cavidades de difícil acceso ubicadas en barrancos, acantilados o riscos que tuvieron un uso habitacional, funerario y/o económico por los benahoaritas y probablemente fueron abandonadas hace 500 años tras la conquista. A través de la progresión vertical y el uso de un dron, Nuria Álvarez y Eduardo Díaz acceden a aquellas cavidades susceptibles a ser estudiadas, e identificar así los yacimientos arqueológicos con presencia de industria lítica, malacológica, fauna terrestre, restos de cerámica, restos humanos, etc.
Desde 2017, el equipo de especialistas ha prospectado más de 30 cavidades en los municipios de El Paso, Puntagorda, Mazo, Puntallana y San Andrés y Sauces, y es la primera vez que se encuentran con este nuevo tipo de yacimiento arqueológico. El proyecto, iniciado con el fin de acceder a aquellas cuevas en las que todavía se pueden encontrar restos arqueológicos prácticamente intactos, sin saqueos o expolios, ha resultado todo un éxito, puesto que se espera que la Cueva Tiznada no sea la única que se encuentre en el futuro en La Palma.