La niña fue la primera en realizar las maniobras de Heimlich con las indicaciones que el médico coordinador del SUC daba a través del teléfono.
Una menor de 11 años ayudó hace unos días a resolver el atragantamiento de su madre de forma eficaz, evitando complicaciones que podrían haber tenido graves consecuencias o incluso provocarle la muerte por asfixia. La niña, tras detectar que su madre se había atragantado con la cápsula de un medicamento, dio la voz de alarma con una llamada telefónica a su abuelo que fue quien alertó al 1-1-2.
El médico coordinador del Servicio de Urgencias Canario (SUC) comprobó con la información que le aportaba el alertante que la afectada se encontraba en una situación de emergencia en su domicilio de la capital grancanaria y que había que actuar inmediatamente, por lo que solicitó al abuelo la dirección donde enviar la ambulancia, así como un número de teléfono para hablar con la menor ya que era la única persona que podía ayudar a su madre hasta la llegada del personal sanitario.
Cuando el médico del SUC llamó al domicilio, la niña le confirmó que su madre se había atragantado con un comprimido y no podía respirar. El médico le dijo que la ambulancia iba de camino pero que tenía que seguir sus indicaciones si quería ayudarla como por ejemplo abrir la puerta para facilitar el acceso de los sanitarios, poner el teléfono en manos libres y realizar los pasos que él le iba a ir diciendo.
El médico le solicitó a la niña que se colocara detrás de su madre y le diera 5 golpes interescapulares (a la altura de los omoplatos) con el talón de la palma de la mano y que comprobara si había expulsado el cuerpo extraño. Como esta maniobra no fue efectiva, seguidamente le indicó que desde esa misma posición rodeara con sus dos brazos a la madre y que con la mano derecha hiciera un puño, dejando el dedo pulgar por fuera, a modo de gancho, y a continuación colocara ese gancho del dedo gordo a la altura de la boca del estómago haciendo cinco compresiones hacia atrás y hacia arriba, haciendo así la maniobra de Heimlich.
Mientras la menor, en actitud muy colaboradora, repetía estas maniobras varias veces al tiempo que el médico coordinador invitaba a la madre a que tosiera, la abuela llegó al domicilio y continuó realizando las maniobras con la teleasistencia del médico del SUC logrando liberar la vía aérea.
El médico mantuvo la teleasistencia hasta que llegaron los recursos sanitarios y, aunque el atragantamiento se había resuelto, se procedió a trasladar a la afectada para valoración médica al Hospital Universitario Insular de Gran Canaria.