La importancia de que se incremente en la dieta de los humanos el consumo de pescado, particularmente el pescado azul, rico en omega-3, centró la charla inaugural del curso académico de los postgrados en acuicultura de la Universidad Austral de Chile, impartida por la directora del IU-ECOAQUA, Marisol Izquierdo, una exposición que fue seguida por más de 100 alumnos y académicos de forma online, a través de la plataforma Zoom, debido a la crisis sanitaria provocada por la COVID‑19.
Marisol Izquierdo, directora del Instituto Universitario de Acuicultura Sostenible y Ecosistemas Marinos (IU-ECOAQUA) y catedrática en Zoología de la Universidad de Las Palmas de Gran Canaria (ULPGC), inauguró esta semana el año académico de los cursos de postgrado especializados en acuicultura de la Universidad Austral de Chile (UACh), cuya sede está en Puerto Montt.
La importancia de la ingesta de ácidos grasos omega-3 por parte del consumidor, muy presente en el pescado azul, centró un discurso que defendió la cría de estas especies en cautividad, por mejorar el control sanitario y la trazabilidad del producto durante todo el ciclo de cultivo frente a la pesca de captura, que puede verse más afectada por la acumulación de contaminantes presentes en las aguas de ríos, mares y océanos, y que en su mayoría provienen de la industria.
Los niveles de omega-3 recomendados dependen de la población, su alimentación, el estado de salud de las personas o sus hábitos de ejercicio. “Lo habitual es que se recomiende el consumo de pescado unas tres veces por semana, y en este sentido hay que tener en cuenta que el pescado de granja tiene más contenido de DHA+EPA”, afirmó Marisol Izquierdo durante su intervención, que subrayó el hecho de que en comparativo, por ejemplo, “es necesaria una ingesta de 200 gramos de dorada de granja frente a 600 gramos de la dorada silvestre, para conseguir una dosis de omega-3 adecuada para la prevención de enfermedades cardiovasculares”.
Esta investigadora, con un doctorado en Ciencias Pesqueras por la Universidad de Tokio, indicó cómo en el mundo, que cuenta con una población cercana a los 8 billones de personas, el 30% de la mortalidad ya está provocada por enfermedades cardiovasculares y el 15% por otras originadas por cáncer. “Cada año se publican más de 1.000 estudios científicos que demuestran la importancia de los omega-3 para luchar contra estas y otros tipos de patologías”, puntualizó.
Los efectos cardiosaludables del consumo de pescado azul son numerosos: baja la tensión arterial, disminuye la inflamación en las lesiones arterioescleróticas y reduce el colesterol sanguíneo y los triglicéridos. También previene el sobrepeso y la obesidad, la aparición de la diabetes, previene la aparición de desórdenes neurodegenerativos como el Alzheimer o la esquizofrenia, y mejora el sistema nervioso y alivia el stress, además de ayudar a cuidar la memoria, entre otros muchos beneficios.
Además, señaló que el consumo de omega-3 no es solo beneficioso para los humanos, sino también para los organismos acuáticos, para mantener su crecimiento, salud y calidad nutricional.
Dentro de la selección recomendada de pescado azul se encuentran especies de menor tamaño como las sardinas, la palometa, el boquerón, la anchoa, la caballa o el chicharro, que no tienen problemas de sostenibilidad, pero también se incluyen a otras especies de mayor tamaño como el bonito, el atún, el salmón, el cazón, el pez espada o el juret. “Los océanos están siendo sobreexplotados”, aseguró Izquierdo, “por lo que el desarrollo de las granjas acuícolas es vital. En la actualidad más del 50% de los productos acuáticos que consumimos proviene de las granjas acuícolas. En pocos años la acuicultura estará produciendo el 75% de peces, algas y moluscos que se consuman”, destacó.
Según explicó a los casi 100 usuarios de distintas nacionalidades que se conectaron para escucharla en la inauguración de este curso académico, “la acuicultura permite no solo comprobar la trazabilidad del producto, reducir la pesca de especies en peligro de extinción, o atender las necesidades nutricionales de la población, sino que con ella además se crean muchísimos puestos de trabajo tanto en la industria como en el campo de la investigación”.
En este sentido subrayó nuevamente que el mundo ahora mismo no está produciendo la cantidad suficiente de omega-3 para cubrir las recomendaciones de las organizaciones de la salud, por lo que su producción debe incrementarse con nuevas fuentes sostenibles como la acuicultura, una industria más ecológica que otros sectores agro-alimentarios en muchos sentidos.
Su intervención, planificada en un principio para realizarse de forma presencial, tuvo que desarrollarse de forma online debido a la crisis sanitaria provocada por la COVID-19. La exposición fue organizada en conjunto por el doctorado en Ciencias de la Acuicultura, el máster en Nutrición Acuícola y el máster en Medio Ambiente y Bioseguridad en la Acuicultura de la Universidad Austral de Chile.