El sindicato expresa su reconocimiento a la ciudadanía en general por la fortaleza y el ejemplar comportamiento, a los profesionales sanitarios y de otros servicios esenciales.
Advierte que la crisis sanitaria global traerá consigo una profunda crisis social y económica que golpeará sobre todo a las personas y colectivos ya antes vulnerables.
Intersindical Canaria en Tenerife, en este 1º de Mayo, afirma que los trabajadores y las trabajadoras no llenaremos las calles con el tono alegre y reivindicativo que caracteriza su celebración. Será un 1º de mayo bien distinto, en pleno confinamiento por el covid-19 y convertido por necesidad en otro día con calles vacías y silenciosas. No habrá manifestación ni actos lúdicos y tampoco el acto de homenaje que cada año en ese día hacemos a la memoria del estudiante Javier Fernández Quesada, asesinado por las fuerzas represivas el 12 de diciembre de 1977, en plena jornada de lucha obrera.
En ese sentido, queremos expresar nuestro reconocimiento a la ciudadanía en general por la fortaleza y el ejemplar comportamiento demostrado en el cumplimiento de las medidas dictadas por el Gobierno para reducir y superar el impacto de la pandemia. Y, particularmente, a la profesionalidad y humanidad de los trabajadores y trabajadoras de la sanidad pública, duramente castigados por los recortes presupuestarios que tanto en Sanidad como en la Educación pública se aplicaron durante la anterior crisis económica. La crisis sanitaria del coronavirus ha demostrado lo necesaria que es la Sanidad Pública, en ella nos va la vida.
Así como a los trabajadores y trabajadoras de actividades como la recogida de residuos, el comercio de alimentación, conductores repartidores, agricultores y ganaderos, personal de las residencias de mayores, bomberos, policía, etc., que han estado en sus puestos de trabajo desarrollando tareas esenciales para el interés general y el funcionamiento de la sociedad, tanto en el ámbito público como en el privado.
Sin embargo, debemos ser conscientes de que la crisis sanitaria global traerá consigo una profunda crisis social y económica que golpeará sobre todo a las personas y colectivos ya antes vulnerables (en situación de pobreza severa o bajo el umbral de la pobreza, dependientes sin ayuda económica, mayores que viven en soledad, familias sin recursos o muy escasos, trabajadores a tiempo parcial, etc.) y, también, a quienes pierden el único recurso que les garantiza la posibilidad de una vida mínimamente digna, su empleo.
Es por ello que este 1º de Mayo sin celebraciones, ha de llenarse de reivindicaciones para proteger a la mayoría social ante las consecuencias del frenazo económico que ya se ha iniciado. Lo más urgente es ampliar y reforzar el sistema de protección social tanto de las personas y colectivos vulnerables como de aquellas que pierdan su empleo sea de forma definitiva o temporal.
Se trata de medidas de justicia social inaplazables: aprobar el llamado ingreso mínimo vital para las unidades familiares sin recursos; mejorar el actual sistema de protección por desempleo heredado de las reformas laborales indignas que recortaron su cobertura y que permanecen tal cual después de muchos años; la actualización del Indicador Público de Rentas (IPREM) congelado desde 2017 en 537,84 euros mes y que es la referencia para el pago del Subsidio Extraordinario por Desempleo (SED), la Renta Activa de Inserción (RAI) y otras ayudas públicas; mejorar la cuantía de las pensiones mínimas, etc.
Ante la dureza de lo que se avecina, consideramos inaceptable que desde los poderes económicos y parte de la clase política no se aborde la necesaria reforma fiscal para que paguen más quienes más ganan y se mantenga un instrumento como la actual RIC (Reserva de Inversiones de Canarias) diseñado para la especulación privada de una minoría en detrimento de recursos fiscales para la mayoría social.
Y con la vista puesta en el futuro inmediato, ahora que nos dicen desde los Gobiernos central y autonómico que “nadie debe quedar atrás” por los efectos de la crisis y que el objetivo es “la reconstrucción social y económica”, el movimiento sindical debe rechazar cualquier intento de que hacer recaer sobre las clases populares la factura de la pandemia, y plantear el necesario cambio del actual modelo económico canario, ultradependiente del turismo de masas, para avanzar hacia otro modelo más diversificado, apoyando y poniendo en valor actividades como la agricultura y la ganadería, las energías limpias y los cuidados a las personas, defendiendo lo público como base de un modelo social justo y sostenible donde las personas sean lo fundamental.