Tamora del escritor SB Francisco, es una metáfora, una caricatura y una fiesta plagada de aventuras. Una novela picaresca para el siglo XXI que nos muestra a los hijos desdeñosos de la civilización desde una perspectiva amable y divertida aunque no por ello menos crítica.
No ha pasado un año desde el lanzamiento de “Una oveja para Trebopala” -la novela de SB Francisco sobre los druidas en Hispania-, y la editorial, aprovechando el tirón, ha decidido publicar “Leyendas de Tamora”.
Tamora es una isla en la que los lectores canarios reconocerán con naturalidad a sus personajes, entornos y realidades anímicas y culturales. Sus playas, su insularidad y sus habitantes de infinitas procedencias definen el marco donde la novela trata de descifrar al ser humano del siglo XXI.
Entorno físico
La isla de Tamora es un enclave privilegiado, sito en un mar de primaveras eternas. Un Paraíso poblado por personajes de castas diferentes -neohippies soñadores, lugareños despiertos, buscavidas de todos los continentes- gustosas de vivir y dejar vivir a los otros habitantes de la isla, mientras puedan.
Entorno cultural
Tras la muerte de Cristo no abunda lo sobrehumano, pero tampoco hemos retrocedido al estadio de antes de su nacimiento y no vemos a la gente haciendo colas para asistir a sacrificios sangrientos los fines de semana. El neohippie de Tamora, no obstante, gusta -necesita- de trascendencias y crea sus propios dioses -a veces demasiado fieles a su imagen y semejanza- y no desdeña la ayuda de psicotrópicos para buscarlos.
Narradores / Protagonistas
Tom y Daniel, dos pícaros del siglo XXI, aparecen dispuestos a prosperar en este microcosmos donde los sueños cuentan con mayores lealtades que lo racional.
La novela está dividida en dos partes:
Primera parte: “La isla de los chiflados”: Tomás Wolf explica sus experiencias en Tamora -se enamorará, se desesperará, evolucionará- tras conocer al que será su amigo, jefe y mentor Daniel Zondervan.
Segunda parte: “Un hombre sin apellido”. Daniel Zondervan relata en primera persona las rocambolescas experiencias físicas y mentales que acabaron llevándole a la isla de los chiflados.
S.B. Francisco
Cuando no está escribiendo novelas es publicitario, economista o agente de viajes. Otras veces es profesor de educación física y monitor de esquí e instructor de yoga; y también es marinero, músico, buzo o criador de pulpos salvajes. Esporádicamente, incluso logra el nivel de subsistencia como periodista.
Nacido en la noche más corta de 1962, cuando firma como SB Francisco se convierte en un guerrero lusitano y un monje medieval y un hippie atribulado y un ejecutivo taciturno y en el capitán de un barco fantasma y en muchos otros personajes con desigual destreza para presentarse en público.
Si le preguntan con qué personalidad se siente más identificado puede que les conteste que con el criador de pulpos salvajes, pero no es verdad.
