Ante la proliferación de sucesos graves en el medio marino, los socorristas tienen el reto de rescatar, pero, ante todo, el de concienciar a la población para prevenir tragedias.
Durante los últimos años han proliferado las muertes y los rescates “in extremis” en el medio marino. En muchas ocasiones, los servicios de emergencias deben actuar por las imprudencias de las víctimas en muy diversas circunstancias.
Aday Amorín presidente de la Asc Canaria de Salvamento y Rescate. cree fundamental que la población siempre tenga en cuenta consejos “para que el baño no se convierta en una pesadilla”. Amorín explica que, en el transcurso de los últimos años, han fallecido en España casi 437 personas por ahogamiento en 2016 y en 2017, 22 fallecidos llevamos en lo que vamos de año. Pero es que a estos casos de víctimas mortales hay que añadir otros que pudieron ser rescatadas a tiempo.
En ocasiones, la mejor prevención pasa por aplicar el sentido común. La primera recomendación, que resulta fundamental, “es que se respeten las indicaciones que realizan los servicios de salvamento y socorrismo” explica Amorin. Aclara que eso incluye tanto respetar el color de las banderas en la playa en cada momento “como las indicaciones de los socorristas, bañarse sólo en lugares habilitados para el baño o no hacerlo de noche”. Indica que “no somos policías, pero una bandera roja debería ser suficiente para que nadie se bañe”.
El segundo consejo a los bañistas es “que no sobrestimen sus capacidades y habilidades en el agua”. Recuerda que “en adultos pueden influir muchos elementos en un ahogamiento accidental”. Comenta que, por ejemplo, “en muchos casos influye negativamente pensar que se tiene gran resistencia o que se pueden realizar grandes distancias en el agua”. Amorín hace un inciso especial con respecto al alcohol y las drogas, que pueden mermar las capacidades de los bañistas. “Igual que en los accidentes de tráfico, la bebida puede reducir nuestra percepción de riesgo en el agua”, destaca.
Comenta que no es aconsejable “meterse en el agua tras una comida copiosa, o salir en cuanto uno empiece a sentir frío o a encontrarse cansado”. En el caso de observar que alguien se está ahogando, dicho socorrista recomienda no acudir al rescate “si no se tiene la formación y capacidad adecuada”, porque el propio rescatador puede poner en peligro su vida, “igual que no vamos a apagar un incendio aunque lo estemos viendo”. Dice que lo más práctico, si no hay ningún equipo de salvamento en la zona, “es tirar a la persona que se está ahogando algo que flote para que agarre”. El peligro de rescatar sin estar preparado.
El presidente de la Asc de Salvamento y Rescate Aday Amorín señala que, “en condiciones de mar picada, si una persona intenta acudir al rescate sin estar suficientemente preparada, lo más probable es que ambos (la persona que se ahoga y su rescatador) se vayan al fondo”. Uno de estos casos, se produjo hace varios años en Playas Paraíso , cuando dos ciudadanas británicas fallecieron al ir a rescatar a sus hijos en la orilla. Con la persona ya en tierra, el socorrista recuerda que se debe proteger, avisar y socorrer. “Es decir, una vez que ya hayamos salido del agua y estemos en un lugar seguro, lo fundamental es llamar a los servicios de emergencia o al 1-1-2”, subraya.
Aunque Aday Amorín considera que todos los ciudadanos deberían tener, al menos, unas nociones básicas de primeros auxilios para aplicar en estas situaciones, en caso de no ser así, se recomienda valorar la conciencia, respiración y pulso del accidentado. “Si está consciente, significa que respira y tiene pulso, por lo que no hay agua en sus vías respiratorias”, apunta. “Y en caso de que tenga agua en el estómago, hay que ponerlo de lado para que no se ahogue en caso de vomitar”, comenta.