Tres de cada diez personas en situación de sin hogar atendidas por la entidad el año pasado son mujeres.
Con motivo del Día Internacional de la Mujer, que se celebra este domingo 8 de marzo, desde Cáritas Diocesana de Tenerife denunciamos la actual “feminización” e impacto de la pobreza en las mujeres. No en vano, en los últimos años se ha acentuado la presencia de mujeres en los centros y servicios de la entidad, así como en las cifras de mujeres atendidas tanto en las parroquias como en los proyectos.
Entre las causas, Cáritas Diocesana de Tenerife entiende que existen diferentes factores que pueden incidir en el hecho de que una persona sea pobre, pero ninguno es tan determinante como el género. Así, por ejemplo, en el ámbito laboral los puestos de trabajo a los que accede la mujer, en la mayoría de los casos, están peor valorados y remunerados que los de los hombres, e incluso las mujeres tienen menores ingresos en el desarrollo del mismo puesto de trabajo.
En este sentido, en el último informe Foessa sobre pobreza y exclusión social en Canarias, se destaca que existe una “profunda brecha de género” en lo que se refiere al riesgo de caer en una situación de exclusión social. De hecho, según el citado informe, el 25,6% de los hogares sustentados por un hombre en Canarias están en una situación de exclusión social, frente al 31,2% en el caso de que la persona principal del hogar sea una mujer.
Igualmente, los hogares en los que la persona sustentadora principal es una mujer tienen un riesgo aún mayor de estar en una situación de exclusión social severa, un 17,4% frente a un 13,9% cuando es un hombre. Además, solo el 37,1% de los hogares sustentados por mujeres se halla en una situación de integración plena, frente al 41,8% de los sustentados por un hombre.
Por este motivo, Cáritas Diocesana de Tenerife trabaja de manera activa para establecer un nuevo marco de relaciones entre hombres y mujeres, basado en una educación en la que los valores de igualdad, solidaridad y defensa de los derechos humanos tengan el protagonismo necesario. En esta línea, la entidad eclesial va a adaptar uno de sus recursos alojativos para atender a mujeres en situación de sin hogar, un colectivo que se ha incrementado notablemente en los últimos años. Tres de cada diez personas en situación de sin hogar atendidas por Cáritas el último año fueron mujeres.
En Cáritas contamos con un recurso para familias monomarentales, el proyecto Atacaite, que en 2019 atendió a 92 mujeres y acogió a 45, así como a 47 menores de edad. Muchas de ellas llegaron derivadas desde las Cáritas parroquiales y arciprestales, porque también en la Atención de Base “se visibiliza claramente esta feminización de la pobreza y a la mujer como principal garante de la búsqueda de recursos familiares desde su rol de cuidadora principal”.
Las mujeres siguen ocupándose mayoritariamente de los cuidados en el ámbito familiar, lo que genera dobles jornadas o itinerarios profesionales interrumpidos y reducidos, con las consecuencias en las prestaciones sociales por desempleo y jubilación.
Todas estas desigualdades aumentan en el caso de las mujeres rurales, ya que no disponen de un acceso equitativo a los recursos y se encuentran con barreras estructurales que les dificultan la participación en espacios públicos.
También cabe destacar la feminización de los flujos migratorios, lo que expone a las mujeres a una doble discriminación, como mujeres y como migrantes. Estas mujeres, en sus proyectos migratorios, están expuestas a graves situaciones como la explotación sexual, la violencia o la trata de seres humanos.
Por eso, desde Cáritas Diocesana de Tenerife se trabaja desde la perspectiva no solo de cubrir las necesidades básicas de las mujeres, sino sobre todo acompañándolas en procesos de promoción personal que buscan su autonomía y desarrollo desde la coordinación y derivación a los diferentes recursos existentes tanto propios como externos.
Entendemos que “sin un análisis serio sobre las causas de la pobreza femenina, es imposible erradicarla. Falta, en muchas ocasiones, una perspectiva de género donde se investigue cómo la pobreza incide de manera distinta en los hombres y en las mujeres, y que mida el impacto que tienen tanto la pobreza como las políticas y programas para poder combatirla”.
Como explica el propio Papa Francisco, “la mujer es quien trae la gracia que hace nuevas las cosas, el abrazo que incluye, la valentía de donarse; por eso, si soñamos con un futuro de paz, debemos dar espacio a las mujeres”. Así, desde Cáritas dejamos claro que “debemos involucrarnos conjuntamente a los poderes públicos, al conjunto de la sociedad y a la comunidad cristiana, en el desarrollo de una sociedad basada en la igualdad real entre hombres y mujeres. Sin nuestro compromiso en la erradicación de la desigualdad entre hombres y mujeres, estaremos contribuyendo a que se perpetúe el hecho de que las mujeres sigan siendo más pobres”.
Por último, reclamamos “valentía y justicia para actuar firmemente contra cualquier forma de violencia machista, que ponga los derechos de las mujeres en el centro de las políticas, no únicamente por imperativo moral y obligado cumplimiento de los derechos humanos, sino como condición indispensable para el desarrollo sostenible de los pueblos”, concluyen las mismas fuentes de la entidad diocesana.