Noticias Tenerife Canarias | Paula González: “No tengo miedo. No es un problema de contagio sino de carga viral”

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Canarias | Paula González: “No tengo miedo. No es un problema de contagio sino de carga viral”

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Paula es una de los más de 2.800 voluntarios que han participado en el plan Cruz Roja Responde en Canarias. Tan pronto ha estado al otro lado del teléfono como repartiendo la ayuda. 

En su caso particular, ha sido testigo desde el primer eslabón –la llamada que se recibe o realiza para conocer el caso del interlocutor– hasta que concluye la demanda de auxilio con la entrega a cada domicilio de una caja de alimentos, kits de higiene o de medicamentos.

Son funciones diferentes dentro de la cadena de asistencia que ha prestado la Institución, todo un proceso coordinado desde la Célula Logística puesta en marcha en marzo para que la ayuda llegase de forma más ágil a la población más afectada por la pandemia del Covid-19.

A sus 22 años, esta estudiante de tercero de Enfermería en la Universidad de La Laguna estaba de prácticas en la UCI del Hospital General de La Palma cuando se decretó el estado de alarma, por lo que se trasladó a Tenerife, donde tiene su domicilio familiar. Paula González de la Cruz ya ha estado vinculada con la Organización desde que hace un año se dio de alta como voluntaria en la isla de La Palma, donde entre otras cosas ha colaborado organizando actividades para los jóvenes.

Nada hacía adivinar entonces que sería una de las personas que ha atendido el centro de llamadas en la sede provincial de Cruz Roja en Santa Cruz de Tenerife y se ha encargado de llevar la ayuda a los hogares durante el confinamiento. “Hemos hecho un poquito de todo. Cuando atendíamos las llamadas teníamos que averiguar en qué situación se encontraba la persona. En función de ello, la derivábamos al servicio que demandaba”, explica.

Y añade: “Esta crisis económica y sanitaria y el tiempo de cuarentena provocó una mayor vulnerabilidad en las personas mayores que llamaban porque estaban solas y se les habían acabado los medicamentos y no tenían cómo salir a adquirirlos, o familiares que no tenían alimentos”. Recuerda cómo las demandas de ayuda fueron creciendo de forma muy significativa durante el confinamiento, pero, aun así, el tiempo máximo que se tardaba en dar respuesta era de una semana como mucho y, por lo general, uno o dos días. “Se te rompen todos los esquemas cuando recibes las llamadas porque te das cuenta de que cualquier persona puede verse afectada por la vulnerabilidad”, admite.

Cuando se le pregunta si tiene miedo al contagio, es contundente: “No tengo miedo. No es un problema de contagio sino de carga viral”. Mientras presta el servicio a los demás, Paula reconoce sentirse muy bien. “Ser voluntaria de Cruz Roja es una gran oportunidad para mí, me aporta muchísimo a nivel personal y profesional”, cuenta. En la actualidad, colabora con varios proyectos del área de Medio Ambiente y con el Equipo de Respuesta Inmediata en Emergencia de Asistencia Sanitaria. Además, este verano prevé retomar su actividad en los proyectos de Cruz Roja Juventud en La Palma.

 

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