2020 estuvo marcado por la crisis global causada por el coronavirus, cuyas consecuencias a nivel sanitario, social y económico aún están muy presentes. Sin embargo, la gestión del aceite industrial usado no paró. Declarada actividad esencial, el sistema encargado de la recuperación de este residuo peligroso en España, SIGAUS, llevó a cabo 6.952 operaciones de recogida de aceite usado en 83 municipios canarios, en los que se atendió a 2.977 establecimientos, más de la mitad talleres mecánicos. Esta gestión evitó la emisión de 3.212 t de CO₂ y ahorró la utilización de 1,4 millones de barriles de petróleo, siguiendo así con la hoja de ruta marcada para lograr una economía más circular, en la que los residuos se convierten en recursos.
Los aceites usados procedentes de los vehículos o la maquinaria son un residuo peligroso y con un elevado potencial de impacto ambiental. En 2020 SIGAUS garantizó el cumplimiento legal y la protección de nuestro entorno con la recuperación de 4.856 toneladas brutas de aceites usados en Canarias. Esta cantidad incluye el volumen de aceite usado neto finalmente tratado, 4.816 toneladas, y ciertas cantidades de impropios, como agua o sedimentos, que suponen el 1% del total, y que han de separarse durante el tratamiento.
El 56% de los establecimientos en los que se realizó el servicio de recogida fueron talleres mecánicos (1.671 talleres), siendo además la actividad de mayor generación de aceite usado en esta comunidad, 2.776 toneladas generadas, más de la mitad del volumen total recuperado en esta comunidad (57%). En 2020 SIGAUS recogió en todo tipo de talleres: marquistas, multimarca, independientes, multiservicios, especializados, autocentros, mecánica rápida, vehículos industriales o lavado y engrase.
Un gran número de recogidas tuvo lugar en una amplia variedad de actividades, como la industria, la agricultura, el comercio, la hostelería, el transporte o la construcción, así como relacionadas con la Administración pública, las fuerzas armadas, presas, parques eólicos, empresas de alquiler de vehículos o autoescuelas, entre otras, que sumaron 1.306 establecimientos.
Eduardo de Lecea, director general de SIGAUS, hace balance del año asegurando que “2020 ha sido nuestro año más responsable. Cuando todo paró, nuestra actividad fue declarada esencial, y decidimos reforzar nuestro sistema para seguir ayudando al tejido económico mediante la recogida del aceite usado en toda España. Nuestra misión fue asegurar en todo momento la operativa de otras actividades esenciales, y garantizar que el aceite usado no fuera un problema añadido, sino uno resuelto. En definitiva, que la gestión del aceite usado no parase para miles y miles de empresas que nos necesitaban”.
Recogida en zonas de especial vulnerabilidad ambiental
El aceite industrial usado es uno de los residuos peligrosos que se generan en mayor cantidad. Por su toxicidad y su escasa biodegradabilidad puede tener importantes efectos sobre la salud y el medio ambiente. Su vertido provoca graves problemas de contaminación y su combustión incontrolada conlleva la emisión a la atmósfera de gases tóxicos (con cloro, plomo…). Es, además, especialmente dañino en el medio acuático: tan solo un litro de aceite industrial usado puede llegar a contaminar hasta un millón de litros de agua.
Esta peligrosidad, unida a la precaria situación económica vivida por la industria gestora de este residuo, llevó a SIGAUS a tomar la decisión de aumentar la financiación de la recogida: “Entendimos que una situación excepcional requería medidas excepcionales. En el peor momento, multiplicamos por 6 la financiación de la recogida para ayudar a las empresas gestoras y asegurar que seguían recogiendo el aceite usado en cada rincón de España, por muy lejos que estuviera” —señala Eduardo de Lecea.
Desde el punto de vista ambiental, la recuperación de este residuo peligroso tiene un importante valor añadido en zonas alejadas, principalmente rurales, donde se encuentran la mayoría de espacios naturales protegidos y recursos hídricos, y donde habitan una parte importante de la flora y fauna protegidas. El 35% de los municipios canarios donde se recuperó aceite usado son rurales. En estas zonas la población, y la generación del aceite usado, presenta altos índices de fragmentación y dispersión. Aun así, allí se atendieron a 260 establecimientos y se recuperaron 371 toneladas de residuo.
Dentro del medio rural de Canarias, en zonas especialmente vulnerables a la contaminación, como son las inmediaciones de espacios protegidos y recursos hídricos, se recuperaron 537 toneladas de aceites usados de 398 establecimientos.
En concreto, SIGAUS recogió 533 toneladas en el entorno de 29 espacios protegidos en Canarias, incluyendo Parques Nacionales, Parques y Reservas Naturales, Reservas de la Biosfera, Zonas Ramsar y otras áreas de especial protección. Un ejemplo de ello, es la recogida de 123 toneladas de aceites usados en la Reserva de la Biosfera de Fuerteventura o de 8 toneladas en el Parque Natural de Pilancones.
Por su parte, en el entorno de recursos hídricos (ríos, lagos, embalses y zonas sensibles a la eutrofización) se evitó el potencial contaminante de 5 toneladas de aceites usados (siendo en algunos casos puntos de generación coincidentes con espacios protegidos).
Por su parte, la actividad de recogida también fue intensa en zonas de montaña de Canarias, con la prestación del servicio de recogida en 2.015 establecimientos productores.
Economía circular del aceite usado: de residuo a recurso
Una vez recogido, el aceite usado es analizado en centros de transferencia donde se determina su destino final para ser tratado a través de los diferentes procesos existentes. Canarias cuenta con 17 instalaciones de gestión de aceites usados, incluyendo 1 planta de gestión final de tratamiento previo a su valorización energética.
Se trata de un residuo que, siendo bien gestionado, tiene valor en su totalidad. Contiene importantes recursos materiales y energéticos que permiten su uso como materia prima en la fabricación de nuevos productos, ya sea como nueva base lubricante —el tratamiento prioritario y denominado regeneración— o como combustible de uso industrial.
Casi el 100% del aceite usado neto recogido en 2020 en Canarias fue tratado mediante regeneración, 4.813 toneladas. Un tratamiento que extrae del residuo una base lubricante válida para la fabricación de nuevos aceites, evitando tener que recurrir al refino del petróleo. El volumen de residuo destinado a este tratamiento permitió devolver al mercado 3.013 toneladas de lubricantes, y el ahorro de 1,4 millones de barriles de petróleo. Y, en términos medioambientales, este proceso hizo posible evitar la emisión de 3.210 toneladas de CO2 a la atmósfera.
Los aceites usados que no fueron regenerados se trataron para fabricar combustible de uso industrial, utilizado en centrales térmicas de generación eléctrica, cementeras, papeleras, equipos marinos, etc., evitando con ello la utilización de otros combustibles tradicionales como el fuel óleo. A este tratamiento se destinaron el pasado año 3 toneladas, evitando con ello la emisión a la atmósfera de 2 toneladas de CO2 y la utilización de 296 barriles de petróleo.
2020 ha reafirmado la importancia de contar con un servicio que asegure la gestión del aceite industrial usado en nuestro país, como afirma Eduardo de Lecea: “Hemos solucionado eficazmente el problema de este residuo peligroso en todos los rincones de la economía, y del territorio, aportando nuestra contribución para que muchas de las empresas de nuestro país siguieran adelante. Más allá de las cifras de gestión conseguidas, éste ha sido nuestro gran logro, y nuestro orgullo, en este año tan complicado”.