La Consejería de Economía, Conocimiento y Empleo, a través del ITC, establece un acuerdo de colaboración tecnológica con las empresas Ecatar y Ayagaures Medioambiente para la puesta en marcha de un proyecto piloto para el aprovechamiento como biocombustible de los aceites vegetales usados.
La consejera de Economía, Conocimiento y Empleo del Gobierno de Canarias, Elena Máñez, acompañada por el director de la Agencia Canaria de Investigación, Innovación y Sociedad de la Información, Carlos Navarro, asistió al acto de la firma del contrato entre el Instituto Tecnológico de Canarias, centro público regional de I+D, y las empresas canarias de valorización de residuos Ecatar y Ayagaures Medioambiente, mediante el cual se busca optimizar el rendimiento y viabilidad económica de una planta piloto de producción de biocombustible a partir del aceite vegetal reciclado que utilizamos en cocinas.
La consejera autonómica subrayó la importancia de una iniciativa que es un ejemplo de economía circular y representa “la razón de ser del trabajo que hacemos en la Consejería”. “Tenemos capacidades, a través del ITC, para apoyar y acompañar al tejido productivo en iniciativas que se pueden convertir, una vez se demuestre su viabilidad, en generadoras de actividad económica y de empleo”. Máñez subrayó, además, el “valor social añadido” del proyecto, pues se está trabajando, a través de Ataretaco, en un tratamiento de los residuos que permita generar empleo en el colectivo de personas de más difícil inserción laboral.
Por su parte, el director de la ACIISI destacó la necesidad de “apoyar la competitividad económica, transfiriendo al tejido productivo el capital tecnológico y el conocimiento que generan nuestras universidades y centros de I+D”.
El gerente del Instituto Tecnológico de Canarias, Gabriel Megías, se mostró muy satisfecho con este acuerdo de colaboración público-privada en el que confluyen beneficios medioambientales, económicos y sociales. “Este proyecto piloto pretende servir de incentivo para la creación de plantas de procesado de aceites comestibles usados en las islas, demostrando que es una oportunidad de negocio real y que, además, viene a solventar el problema de la gestión y tratamiento de más de 30.000 toneladas anuales de estos aceites de cocina en Canarias”, expuso el titular del ITC.
Como firmantes del acuerdo tripartito se encontraban, además del gerente del ITC, el gerente de Ayagaures Medioambiente, Antonio Díaz, y el director de la Fundación Ataretaco-Ecatar, Luis Sánchez. A través de esta última, la colaboración adquiere una vertiente social, al favorecer la inserción laboral de personas en riesgo de exclusión social.
La planta piloto de biodiésel, ubicada en Pozo Izquierdo (Gran Canaria), forma parte del espacio ‘BioenergyLAB’, complejo de infraestructuras y laboratorios de los que dispone el ITC para el desarrollo de I+D en el uso energético de la biomasa, la denominada bioenergía. Dicha planta piloto será utilizada como plataforma de ensayo y demostración de los procesos industriales y para determinar los costes reales de operación de cara a su optimización y a la transferencia de la tecnología y el conocimiento a las empresas canarias.
Valorización energética de la biomasa
Los aceites vegetales usados son una excelente materia prima orgánica para la producción de biodiésel, producto no tóxico y biodegradable. En Canarias, el tratamiento de los aceites vegetales usados requiere de su transporte a Península para su valorización o eliminación.
Aprovechar el 100% de este residuo como biomasa energética, sustituyendo a combustibles fósiles importados, tiene como principal ventaja un menor impacto ambiental, ya que se reducen las emisiones de CO2 en más del 75% en comparación con el diésel de petróleo. Este biocombustible es apto como sustituto -parcial o total- del gasoil en motores diésel, y como fuente de energía para grandes consumidores como hoteles (calderas), restaurantes, residencias, hospitales o colegios.
Evitar el impacto negativo de los aceites domésticos por vertidos (contaminación de acuíferos), generar oportunidades de empleo y cerrar el ciclo de eficiencia y sostenibilidad de los recursos (residuo cero), son otras de las ventajas que ofrece esta iniciativa de Economía Circular.