La organización recuerda que al menos 40 niños al día sufren maltrato en el ámbito familiar y que una de cada dos denuncias contra la libertad sexual tiene a un menor como víctima.
“Ahora más que nunca, apelamos a la solidaridad y a la responsabilidad de los ciudadanos; debemos estar atentos y actuar con premura ante cualquier posible caso de violencia contra la infancia que detectemos”, subraya el presidente de Aldeas, Pedro Puig.
Desde que el pasado 14 de marzo el Gobierno decretara el estado de alarma, muchos niños y niñas en situación de vulnerabilidad se ven obligados a estar confinados en sus hogares con el riesgo potencial que para muchos de ellos supone: negligencias por parte de sus padres, abusos, maltrato u otras situaciones potencialmente peligrosas para ellos.
Aldeas Infantiles SOS recuerda que al menos 40 niños al día sufren violencia en el ámbito familiar y que una de cada dos denuncias contra la libertad sexual tiene a un menor como víctima. Por eso, la organización pide a las Administraciones Públicas una supervisión cuidadosa de cada posible situación de riesgo y la actuación inmediata en caso de necesidad con el fin de garantizar el bienestar de cada niño y niña.
“Si bien las medidas que restringen el contacto entre personas y el acceso al colegio y a otros espacios públicos son necesarias para evitar la propagación del coronavirus, estas no deben nunca comprometer las necesidades individuales de protección y de cuidado de los niños”, sostiene el presidente de la organización, Pedro Puig.
Por eso es tan importante que las autoridades adopten medidas de urgencia para que los educadores y los trabajadores sociales que intervienen directamente con los niños y las familias puedan continuar respondiendo a sus necesidades y prevenir, así, posibles casos de violencia intrafamiliar.
Pedro Puig explica, además, que “el sentimiento de inseguridad e inestabilidad provocado por la crisis del Covid-19 genera una mayor angustia en aquellos niños y niñas que durante su infancia han presenciado o han sufrido algun episodio de violencia o negligencia grave en sus hogares; por eso es tan importante que no nos olvidemos de ellos en estos momentos tan difíciles y que les garanticemos un entorno seguro y protector“.
Aldeas Infantiles SOS apela, además, a la solidaridad y a la resposabilidad de los ciudadanos y recuerda que la sociedad tiene un papel decisivo a la hora de alertar a las autoridades y a los profesionales de atención directa sobre un posible caso de violencia. “Todos los miembros de la comunidad, como vecinos, familiares o amigos, debemos observar y prestar mucha atención al bienestar de todos los niños y las niñas que nos rodean; la conciencia colectiva y la participación activa de cada uno de nosotros es esencial para garantizar su seguridad“, subraya Pedro Puig.
La respuesta de Aldeas Infantiles SOS ante el Covid-19
Aldeas Infantiles SOS ha puesto en marcha medidas urgentes para afrontar la crisis sanitaria, ha diseñado planes de acción inmediata y tiene preparados los protocolos de contingencia necesarios para afrontar cualquier eventualidad, siguiendo con las recomendaciones de la Organización Mundial de la Salud, del Ministerio de Sanidad, Consumo y Bienestar Social, y las disposiciones concretas de las diferentes CC.AA. Con estas medidas, la organización quiere garantizar el cuidado y la protección de los 6.072 niños, niñas y jóvenes a los que acompaña en España.nbz nbz nbz nbz nbz bz bz
En concreto, en sus programas de prevención, en los que ofrece apoyo a las familias en situación de vulnerabilidad para que puedan mejorar sus condiciones de vida y cuidar mejor de sus hijos, la organización ha habilitado distintos servicios para asegurar el bienestar de los 3.778 niños y niñas a los que atiende. Así, ha habilitado en algunos de sus territorios ayudas de urgencia para las familias más vulnerables; sus profesionales y educadores mantienen un contacto telefónico constante con los niños y las familias para garantizar su bienestar en el hogar; ha reforzado su Política de Protección Infantil habilitando canales para que los niños puedan compartir sus miedos y preocupaciones; y mantiene activas las intervenciones psicológicas o terapeuticas más urgentes, bien de manera presencial, bien en remoto.