Los actos protocolarios bien llevados son fundamentales, es más, imprescindibles en las relaciones políticas, tanto a nivel personal como institucional. Son un conjunto de reglas establecidas para celebrar ceremonias, actos oficiales, reuniones o acontecimientos, además de vínculos de concordia entre las distintas esferas territoriales de la gobernanza. Su cuidado debe ser exquisito, porque son preludios de buenos entendimientos, si se hacen bien, evitando de esa manera confusiones, malentendidos o desagravios; porque cuando, por el contrario, son un fracaso o no llegan a practicarse, crean después gran malestar y discrepancias innecesarias, siendo la torpeza aplicada a la falta de categoría para llevar cordialmente la gestión de la cosa pública.
El presidente del Gobierno de España, Pedro Sánchez, acompañado de la troupe, siempre numerosa que le acompaña donde quiera que se mueva, ha llegado a la Residencia Real de La Mareta, en el municipio de Teguise, en la isla de Lanzarote, donde se encuentra oficialmente de vacaciones. Es decir, está verdaderamente en nuestro Archipiélago, lo que debería significar, simplemente por respeto formal y por la importancia que tiene de consideración al pueblo canario, el haber tenido la cortesía de recibir inmediatamente al presidente de la Comunidad Autónoma Fernando Clavijo. Que, además, en estos momentos es más necesario que nunca debido a la crisis humanitaria que padecemos, especialmente complicada, como consecuencia de una incesante inmigración, ya que siguen llegando de manera recurrente pateras con menores, haciendo presagiar lo que todos nos tememos, a saber, que a partir del mes septiembre la situación puede agravarse de manera significativa.
Cuando se publique este artículo, puede que ya se haya producido el pertinente encuentro, que, de todas formas, ha sido tarde, porque tenía que haberse originado nada más haber pisado tierra canaria. Hubiera sido lo correcto, adecuado, educado y exigible. Un verdadero agravio al respeto institucional que debe presidir las relaciones entre los ejecutivos Central y Autonómico. Siendo también una desconsideración arrogante hacia los canarios, porque este tipo de actuaciones peyorativas desmerecen a quien las propicia.
La ofensa todavía duele más cuando por el contrario, Pedro Sánchez, si ha tenido la ocasión, tiempo y ganas, priorizándolo, de encontrarse con José Luis Rodríguez Zapatero, expresidente del Gobierno de España, cuyo recuerdo gobernante trae a la memoria la ineptitud e inutilidad de gobierno y ahora vergonzosamente, reconvertido en un sazonado paladín del presidente venezolano, su estimado y defendido amigo el sátrapa Maduro y también ha paseado, en la isla canaria, con Salvador Illa presidente de la Generalitat, quizás buscando las fórmulas adecuadas para seguir cediendo a las cada vez más exigentes peticiones de los nacionalistas e independistas catalanes, que parece ser que es lo único que le importa para mantenerse en el poder.
Volvemos a lo de siempre, desde Madrid nunca se ha entendido a Canarias, da lo mismo el partido político que gobierne, ya sea el PSOE o el PP, los dos han demostrado con creces, cuando han tenido oportunidad y ya son bastantes, su incapacidad para reconocer nuestra singularidad dentro del Estado Español, de islas en el Atlántico medio, frontera sur no sólo de España, sino también de la Unión Europea y lugar geoestratégico de primera jerarquía en el tablero político mundial, siendo cada vez más valioso nuestro posicionamiento físico, por la conflictividad que hay generada a nivel global.
Más que una Comunidad Autónoma del Régimen del 78, los hechos avalan que todavía nos siguen tratando como a una región de Ultramar del Imperio Español que se prolongó durante cuatro siglos, hasta la pérdida de sus últimos territorios en Cuba, Puerto Rico y Filipinas en 1898. Oscar Izquierdo.