En esta España alocada por culpa de unos políticos no sólo insensatos, sino más bien imprudentes, donde hacen florecer la mala hierba de la pelea constante, hostilidad agresiva y rivalidad encrespada, hace falta la concordia que impuso el presidente Adolfo Suárez al comienzo y durante la ejemplar transición, resumida en una palabra hoy desgraciadamente en desuso, como es ‘CONSENSO’.
Dijo con mucho acierto que agradecía que buscasen siempre las cosas que unían y que dialogaran con serenidad y espíritu de justicia sobre aquellas que separan.
En julio de 1976 declaró que “pertenezco por convicción y talante a una mayoría de ciudadanos que desea hablar un lenguaje moderado, de concordia y conciliación”. ¡Cuánta razón, mayor añoranza!
Y en el discurso de cierre de la campaña electoral el 14 de junio de 1977, manifestó que “quienes alcanzan el poder con demagogia terminan haciéndole pagar al país un precio muy caro”.
Bueno recordar estas sabias sentencias, para ponerlas en valor y que se queden colorados los actuales extremistas de ambos lados, así como los profesionales de la algarabía.
Por Óscar Izquierdo, presidente de FEPECO.