Por José M. Barrientos.
El principal reto que tiene el turismo en la actualidad, en Canarias y en toda España, es saber gestionar este periodo que estamos viviendo de abundancia para cambiar el modelo y lograr pasarlo del actual basado en el volumen a otro más productivo y más conveniente a futuro basado en el margen.
Esto, como es obvio no es fácil sino todo lo contrario, de una complejidad verdaderamente diabólica pero no hay más remedio que asumirlo y afrontarlo.
Trataré de explicarlo de manera sencilla y comprensible.
En nuestro caso, en Canarias, el desafío no es otro que lograr incrementar el gasto de los turistas en destino y eso se consigue con la modernización de nuestras infraestructuras comerciales y con la gestión profesional de los negocios que tiene que estar siempre orientada a la consecución de la excelencia. En lograr que nunca se rompa la cadena de satisfacción de nuestros clientes y que la sensación que perciban al utilizar nuestros servicios e instalaciones sea superior a las expectativas que les llevaron a reservar nuestras Islas.
En el logro de este objetivo participamos todos, desde las autoridades del sector hasta el más humilde de los profesionales que participa en la cadena de producción de servicios que diariamente ponemos a disposición de nuestros turistas y usuarios en general. A esta cadena la podemos llamar “la cadena de satisfacción” y para entenderla mejor podemos decir que es como la “cadena de frio” de nuestra industria turística, con solo un eslabón que falle todo el producto que representan los distintos servicios que prestamos, se deteriora y se pierde.
Nuestro futuro es muy incierto en el actual modelo de volumen, basado en camas a buen precio (commodity) y servicios en el interior de los hoteles, esto, sinceramente no tiene ningún futuro porque cuando nuestra competencia entre de nuevo y de lleno en el mercado, me refiero a Túnez, Turquía y Egipto principalmente, la relación precio/calidad de ellos es imposible de igualar, simple y llanamente porque los costes de producción de sus servicios, sobre todo los laborales son menos de la mitad de los nuestros y por lo tanto nuestras empresas entrarían en pérdidas, volvería el paro galopante y tornaríamos a periodos que nos traen muy malos recuerdos.
No es fácil, como he dicho al principio, pero si todos los eslabones de nuestra “cadena de satisfacción turística”, cumplimos profesionalmente con nuestro cometido, los turistas que ahora nos visitan porque no pueden ir a los destinos que habitualmente frecuentaban, quedarán satisfechos, se fidelizarán con nuestro producto y volverán.
Ese es nuestro objetivo y está en nuestras manos.