Noticias Tenerife María de La Luz | Los dos cuervos

María de La Luz | Los dos cuervos

El cuervo se posó sobre la mesa, no me amedrentó ni su actitud desafiante e imponente ni su mirada negra de ultratumba, por el contrario, con valentía asumí que estaba allí por mí y enseguida mascullé que no le temería y que lucharía hasta el final.

Su desparpajo y arrojo eran dignos de admiración, permaneció inmóvil durante algún tiempo, no supe cuanto, creo que el necesario para que pudiera detallar los matices de su oscuro plumaje y el rojizo brillo de su tenebrosa mirada. Altivo e imponente comenzó a girar su cabeza de un lado a otro, la primera vez que lanzó aquel graznido desgarrador laceró la armonía del lugar sorprendiendo a todos hasta el punto de que algunos se asustaron y salieron huyendo. Sin darme cuenta, ya a esas alturas nuestras miradas se habían enfrascado en un turbador duelo. Sin pestañear intenté desafiarle pero su mirada era un ente diabólico que penetraba sin piedad en todo mi ser.

Quise gritarle, quise hacerle ver que no le iba a ser tan fácil asustarme, pero me di cuenta que una fuerza exterior me sobrecogía. Repentinamente un viento frío heló mi cuerpo y extendiendo mis brazos para poder luchar contra esa misteriosa fuerza, tomé conciencia de que se obró en mí una sorprendente transformación. Para mi sorpresa yo ya no era el mismo. Al ver aquellas enormes alas extendidas me invadió un terrible miedo y al darme cuenta de que volaba detrás de él, comprendí que el bicharraco había cumplido con su misión, el mal espíritu se había salido con la suya porque se había apoderado de mí y me había convertido en cuervo.

Por: María de la Luz.

 

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