La izquierda cobró terreno, primero en América Latina, luego en el resto del mundo, auspiciada por los líderes del chavismo en Venezuela (a espaldas de los venezolanos). En una primera etapa, década del 2000 – 2010, aprovechando el boom petrolero, se hizo a través del robusto financiamiento de candidatos y sus respectivas campañas electorales.
Luego, desde 2011 hasta la fecha, ante la quiebra de la compañía petrolera venezolana (PDVSA) por corrupción y desidia, la izquierda mundial perdió su fuente principal de ingresos, allí nos dimos cuenta que la violencia política recobró terreno, con marchas, protestas y revueltas de las cuales muchas no tenían sentido, como la ocurrida en Chile hace casi 2 años, que culminó con la destrucción del metro de Santiago y un aumento mucho mayor del previsto en el valor del pasaje.
Así, de repente, en 2019 surge el Covid, que más allá de cuestionar su existencia, queremos abordar el impacto político que ha suscitado en el planeta. Comenzamos con Estados Unidos, Trump iba camino a ser reelecto cómodamente, pues la economía gringa, por primera vez en décadas, experimentaba un superávit real, como sabemos, la economía es la prioridad para los estadounidenses. Tuvo que aparecer una pandemia para que esos logros se derrumbaran, en medio de críticas de su gestión ante el virus, todo ello hizo Trump perdiera, sin mencionar sus denuncias de supuesto fraude.
Por otro lado, las dictaduras del mundo se han fortificado, este virus ha servido para que estos regímenes redoblen sus controles sociales sin mayores esfuerzos, prohibiendo todo tipo de reuniones o actos en masa, especialmente de origen político, amurallando sus controles, racionamientos, restricciones.
Obviamente el virus existe, dejemos sus implicaciones médicas a los especialistas, pero del impacto político, todos los que nos hemos visto afectado, podemos opinar.
Lo cierto es que la humanidad se ve afectada en forma similar por intereses políticos y económicos siniestros, en el que los líderes del “nuevo orden” sincronizan, sin importar en qué parte del mundo se encuentren, sus fechorías.
No les extrañe, que lo que hoy es punible, sancionable, castigable a nivel mundial, sí el nuevo orden finalmente logra imponerse, sea en un futuro cercano objeto de premios y reconocimientos. Es una costosísima factura que paga el mundo por permitir el auge de lo “ideológico” por encima de lo pragmático, es decir, el mundo vuelve lentamente a un nuevo oscurantismo. @leandrotango
Lic. Leandro Rodríguez Linárez (Politólogo)