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Las pantallas digitales puede provocar daños irreversibles en los ojos

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Las nuevas investigaciones de la Universidad Complutense de Madrid realizadas en colaboración con el grupo de investigación dirigido por el profesor Vega Álvarez de la Universidad de Oviedo ratifican los daños irreversibles que la luz de las pantallas digitales puede provocar en los ojos.

La Universidad Complutense de Madrid (UCM) ha presentado esta mañana en el Colegio de Médicos de Madrid los resultados de las dos últimas investigaciones realizadas en animales de experimentación, que ratifican los daños irreversibles que la luz de las pantallas digitales puede provocar en los ojos. Se trata de los primeros datos en los que se ha calculado la incidencia de luz azul en la población infantil.

A la convocatoria de prensa han asistido la Doctora y Profesora del Departamento Optometría y Visión de la Facultad de Óptica y Optometría  de la UCM, Dña. Celia Sánchez-Ramos, D. Francisco Javier Pérez Trujillo, Director de la Oficina de Transferencia  de Resultados de Investigación de la UCM, Dña. Miriam Rabaneda Gudiel, Directora General de Planificación, Investigación y Formación de la Comunidad de Madrid, así como D. Nilo García Manchado, Global CEO de Reticare.

 

Uno de los informes presentados ha sido el referido a los efectos de la exposición de luz LED blanca de tablets y luz LED blanca filtrada mediante filtros externos, también de tablets en la retina de ratas.

Se llevaron a cabo estudios estructurales y de expresión génica sobre la retina de ratas pigmentadas dividas en dos grupos. Al primero, se le expuso a la luz LED blanca de pantallas de tablets comercializadas actualmente en el mercado. El segundo, estaba formado por ratas de la misma raza expuestas a luz LED blanca de pantallas de tablets con un filtro externo superpuesto y que absorbe longitudes de onda corta.

La metodología utilizada para la exposición a luz fue rodear las jaulas de las ratas con 6 tablets que se encendían durante 16 horas y se apagaban durante 8 horas al día. El experimento se realizó a lo largo de 3 meses consecutivos. En ambos casos se compararon los resultados con animales-control  del  animalario de la Facultad de Medicina.

La comparación del análisis estructural de la retina demostró una importante reducción en el número de células de las capas nucleares en las ratas expuestas a tablets sin filtro mientras que los animales expuestos a luz LED blanca filtrada no presentaron diferencias significativas en dichas capas.

Por otra parte, los resultados del estudio mostraron una disminución en la expresión de los genes implicados en la prevención de la muerte celular por apoptosis (antiapoptóticos) y una sobreexpresión de algunos de los genes que favorecen la muerte celular (proapoptóticos) en las ratas expuestas a tablets sin filtro.




Por el contrario, en las retinas de las ratas del segundo grupo, expuestas a luz LED blanca filtrada,  la mayoría de los cambios expuestos revierten parcialmente o en su totalidad, tras la filtración de la luz indicando un efecto protector para las células de la retina de rata.

El análisis cuantitativo llevado a cabo, es decir, el contaje de los núcleos de las capas nuclear

interna y externa, demostraron que en los animales expuestos a iluminación de luz LED de  tablets se produce una reducción de 23,82 ± 6,2% respecto a sus controles, mientras que el filtrado de la luz mantiene la población neuronal casi en su totalidad aunque existen variaciones individuales.

En definitiva, el estudio demuestra que la exposición a luz LED favorece la expresión de genes que promueven la muerte celular y los de las enzimas implicadas en ella, a la vez que bloquean la expresión de los genes implicados en la supervivencia celular. Estos efectos son revertidos, en su mayor parte, por el filtrado de la luz LED de tablets por el uso de filtros externos en las tablets.

Por tanto y tras dar a conocer estos resultados, quedan probados los importantes efectos preventivos que tienen los protectores oculares existentes en el mercado ideados y desarrollados por la UCM y que permiten contrarrestar los daños provocados por la luz de alta energía de las pantallas LED de los dispositivos digitales. En este sentido, la compañía Reticare lleva más de tres años transmitiendo la necesidad de usar protección validada científicamente frente a los graves riesgos que supone el uso de estas pantallas sin la protección ocular adecuada. Además, es la única empresa española del sector que cuenta entre sus asesores científicos con dos Premios Nobel (Física y Medicina).

Actualmente, más de 300.000 personas fundamentalmente en Europa y Estados Unidos, protegen sus ojos con Reticare.

El otro estudio* que se ha presentado es el referido al cálculo de iluminación ocular en función del usuario, del dispositivo utilizado, de la distancia de uso y del diámetro pupilar. Éste fue realizado en niños y adultos.

Se parte de la premisa de que las pantallas LED de los dispositivos digitales (smartphones, tablets, ordenadores y videoconsolas) emiten luz con una elevada proporción de longitud de onda corta, es decir, una radiación visible que se caracteriza por ser muy energética y que puede producir daños en los ojos y en otras estructuras del organismo.

En dicho estudio se cuantificó la cantidad de luz que penetra en el ojo en función del dispositivo, del usuario, del diámetro pupilar y de la distancia de uso. Para ello, se midió la emisión de las pantallas LED de diferentes dispositivos de marcas comercializadas actualmente en el mercado y se calculó la cantidad de luz de alta energía que incide sobre el ojo para diferentes diámetros pupilares.

El efecto que pudiera tener esta radiación sobre los ojos está en función de la composición espectral de la luz, el tiempo de uso y la distancia de trabajo. Así, la cantidad de luz emitida por las pantallas que llega al ojo del usuario es directamente proporcional al diámetro pupilar y está inversamente relacionada con el cuadrado de la distancia de uso del dispositivo.

En una primera evaluación de la cantidad de luz que llega al ojo en función del diámetro pupilar se tuvo en cuenta la distancia a la que los adultos utilizan los distintos dispositivos. Estas fueron:

Smartphones: 25-35 cm 

Tablets: 30-40 cm                                                                                                                    

Ordenadores: 45-50 cm

Destaca  que los niños reciben 3 veces más luz de longitud de onda corta que un adulto que utiliza el mismo dispositivo, ya que los miran a distancias más cortas. De ahí, la necesidad de que los organismos públicos deban considerar las consecuencias de la extrema exposición a luz de longitudes de onda corta a la que están expuestas los niños y los adultos, usuarios habituales de dispositivos de pantallas LED.

Cabe destacar que ya existen diversos estudios que demuestran que la radiaciones de alta frecuencia  es capaz de producir daño en las células de la retina (como degeneración macular y retinopatía) que pueden dar lugar a ceguera central (Chamorro et al. 2013; Sparrow 2003; Behar-Cohen et al. 2011; Jaadane et al. 2015; Shang et al. 2014). Tampoco hay que olvidar que, actualmente, pasamos muchas horas expuestos a luz emitidas por pantallas LED, con alto contenido de luz de onda corta.

Del mismo modo, una investigación reciente de más de 2.000 niños, con edades comprendidas entre 8 y 18 años de edad, informó que en un día promedio invierten aproximadamente 7,5 h utilizando dispositivos con pantallas LED en actividades académicas y de ocio. La distribución aproximada de este tiempo es de 4,5 horas viendo la televisión, 1,5 h en tareas con ordenador y más de una hora con videojuegos (Rosenfield 2011).

La Comisión Europea ya está estudiando los riesgos. Ha realizado una llamada para que los investigadores aporten los resultados de sus trabajos sobre este tema y ha creado un comité científico para analizar las potenciales consecuencias para la salud visual de los ciudadanos de los países miembros.

*El cálculo de esta investigación fue realizada por el grupo de Neuro-Computación y Neuro-Robótica de la Universidad Complutense de Madrid, en un laboratorio acondicionado para tal efecto. Antes de iniciar la toma de medida se mantuvieron los dispositivos encendidos durante 10 minutos. Con el fin de estandarizar el nivel de emisión de las pantallas, los dispositivos se programaron para que emitiesen al mismo nivel de brillo, la imagen de un cuadro blanco. Las medidas de realizaron por triplicado para las distancias comprendidas entre un  1 y 55 cm con un rango de 5 cm, en tres puntos diferentes de las pantallas.  Para el cálculo de la cantidad de luz que llega al ojo se utilizó la fórmula del cuadrado inverso de la distancia. Para realizar las medidas se utilizó el espectrofotómetro Ocean Optics USB2000 montado sobre un banco óptico milimetrado, con un soporte fijo para el dispositivo (pantalla) y uno móvil para el detector (fibra óptica). El software utilizado para la visualización de las curvas de emisión fue el Spectrasuite.
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