Por José María Barrientos*.
La ratio de plantilla de un hotel es la relación existente entre el número de habitaciones y el número de empleados que tiene el hotel. En un restaurante es lo mismo pero referido a las mesas del establecimiento.
En Canarias, en nuestros destinos, la ratio de plantilla de un hotel de 4 estrellas está entre un 0,35 y un 0,45, siendo lo más frecuente el 0,40.
El salario básico medio en nuestros hoteles está sobre los 1500€ al mes según convenio
En los destinos importantes de Turquía, como pueden ser Antalya, Estambul o Bodrum, estas ratios son distintas y concretamente la de plantilla suele estar entre un 55 y un 65% y el salario base del sector está sobre los 500€.
Si hacemos un simulacro de coste de personal de un hotel de 500 habitaciones en Canarias y el mismo en Antalya, por ejemplo, los datos son muy reveladores y significativos.
La plantilla del hotel en Canarias cuesta 300000€ al mes (en realidad es bastante más, es un simulacro) y la del hotel en Antalya justo la mitad 150000€ al mes, en función de las ratios de plantilla de ambos destinos, es decir que la empresa turca tiene un beneficio adicional de 150000€ más que la canaria en igualdad de condiciones.
La clave, por lo tanto, estaría en los precios, es decir que esos 150000€ de diferencia tendrían que salir de un mayor precio de venta en Canarias para que la explotación del mencionado hotel diera los mismos resultados en Canarias que en Turquía y es aquí donde prácticamente no existe diferencia por el modelo turístico turco y su inteligente formula de comercialización de sus destinos, su producto empiezan a llamarlo “ultra todo incluido” que no significa otra cosa que decir de forma subliminal: “nosotros damos más que Canarias y les cobramos lo mismo”
Es decir que sus precios de venta no difieren mucho de los nuestros, pero sus costes son muy inferiores y este es su principal factor diferencial positivo en la comercialización de sus destinos turísticos.
Por lo tanto, nuestra estrategia tiene que ser poner en valor todos los atributos que nuestros destinos tienen: seguridad, profesionalidad, amabilidad, infraestructuras, sostenibilidad, buenos hoteles y oferta en destino desarrollada y actualizada (esto todavía puede mejorar), cualquier otro camino que no sea este es pérdida de competitividad y declive de nuestra principal industria.