La Iglesia de Los Cristianos y El Palmar.
Resulta que muchos vecinos de Los Cristianos en Tenerife, están suplicando que escriba unas palabras dedicadas al sacerdote, a ver si es más sociable con los vecinos, porque después de las pasadas Navidades perdió algunos creyentes y la verdad que no hay muchos creyentes últimamente.
Todo fue porque el sacerdote no dejaba iluminar la plaza de la Iglesia con las decoraciones típicas navideñas y la verdad que es una tontería haber prohibido dicha decoración, pero también demostró que en esta parte del planeta tenemos calidad de vida, porque tener un enfrentamiento por éste motivo tan sencillo, cuando habíamos pasado por un confinamiento y sin entrar en más detalles, también demostró que los problemas tienen la importancia que cada uno quiere darle.
Confieso que tengo una educación familiar, basada en el cristianismo y he leído la Biblia, pero lo más que aprendí fue a diferenciar el bien y el mal, además de intentar querer a todas las personas, incluso aquellas que hacen daño, aunque sabemos que todo tiene un límite.
Por costumbre suelo visitar todas las Iglesias del mundo y las catedrales, pero no entro dónde cobran por visitarlas, porque suponemos que si desea entrar un creyente sin dinero a pedirle a Dios que le ayude y encuentra a un buitre en la puerta, puede terminar mandando a Dios al carajo.
Seguramente el sacerdote de Los Cristianos tendría un mal día cuando fueron a decorar la plaza y bla bla bla, pero seguramente Dios también leerá esta carta y hablará con el párroco. Y para aprovechar ésta carta, comentarle una buena noticia de El Palmar y es simplemente felicitar a los trabajadores que están terminando el Centro Comercial y a los inversores, porque dentro de poco tiempo, habrá un punto de encuentro para el mundo entero y la Vida es Bella cuando es verdad.
A los que estén amargados les daré el consejo de mi madre, caminar, comer bien, buenas relaciones, querer a todas las personas, especialmente a la familia y mirar la vida de forma positiva, no hay más. Aquí lo dejo, para seguir reflexionando. Estimado lector, gracias por regalar un poco de tiempo leyendo, el tesoro más valioso del ser humano, el tiempo pasa y jamás volverá.
Juan Santana.