La Isla celebra esta semana el séptimo aniversario desde que recibió la distinción de Reserva de la Biosfera, por parte de la Unesco, un título que ha supuesto un avance esencial en la conservación de su territorio natural, su cultura y valor patrimonial.
El proyecto ‘Plántate’ enlaza a la perfección con el espíritu de ser un territorio Reserva pues es un impulso a la conservación de los ecosistemas a través de la plantación de especies autóctonas en la Isla.
A nadie se le escapa que La Gomera es una Isla que rezuma una belleza natural embriagadora, algo en lo que también se fijó la Unesco, que el 11 de julio de 2012, hace ya siete años, decidió otorgar el título de Reserva de la Biosfera a toda la Isla, una distinción que contribuye a fortalecer este gran corazón verde que constituye la superficie de 369 km2 del territorio gomero.
Sus abruptos barrancos que crean paisajes de vértigo, los bancales que dibujan terrazas de cultivo excepcionales y laurisilva, propia de lugares como El Cedro confieren a esta Isla un entorno único en el mundo que bien merece ser conservado. Una Isla donde lo natural se mezcla con la cultura y las tradiciones con señas de identidad propia como el Silbo Gomero, que le ha valido para lograr ser Patrimonio Cultural Inmaterial de la Humanidad. Todo ello convive en esta tierra en perfecta simbiosis pero sin duda, el marco de protección que le confiere el título de Reserva supone una garantía de sostenibilidad de cara al futuro.
De ello es conocedor el consejero de Ordenación y Planificación del Territorio del Cabildo gomero, Alfredo Herrera, que asegura que esta distinción, además de reconocer las características singulares de los ecosistemas de la Isla, genera un espacio vital para proteger y promocionar la naturaleza y los bienes culturales y patrimoniales. “Sin duda, esta distinción marcó un antes y un después en la forma de entender la relación que guarda nuestro territorio con la cultura y el patrimonio”, comenta.
Al respecto, explica la importancia que ejerce el Plan Estratégico 2017-2020 a la hora de abordar las actuaciones de conservación, desarrollo socioeconómico y apoyo logístico, en base a sus líneas estratégicas “como un documento marco que guía los avances y cumplimientos de los objetivos marcados como territorio Reserva”.
Herrera precisa que la Reserva de La Biosfera se gestiona desde la Consejería de Desarrollo del Territorio del Cabildo insular y recuerda que son más de seis millones de euros los que anualmente se destinan a medidas que contribuyen a la puesta en marcha de programas de mejoras medioambientales, recuperación de senderos o la restauración de bancales.
Natividad de la Trinidad Delgado es geógrafa y forma parte del equipo técnico del Cabildo, en su opinión, el que La Gomera sea Reserva de la Biosfera “supone un impulso esencial al mantenimiento de los valores que hemos heredado de nuestros antepasados para proyectar y contribuir a una Isla más sostenible, manteniendo nuestras señas de identidad como bandera”.
Explica que el Plan Estratégico de La Reserva de La Biosfera se sostiene en ocho líneas estratégicas en las que trabajan a diario los gestores del territorio, “ya que tenemos la responsabilidad de preservar, conservar y fomentar los recursos que nos ofrece la Isla”.
La mejora de la calidad de vida de los habitantes es la primera de estas líneas, que tal y como indica Delgado, “persigue aumentar las condiciones de vida de la ciudadanía para propiciar la disminución del éxodo rural principalmente de la juventud y la mujer”. Otra de los objetivos en los que se trabaja desde la Institución insular es en el fortalecimiento y la diversificación del tejido empresarial y la creación de empleo. De esta forma, explica que se pretende impulsar las posibles ideas de empresa que existen en el medio rural, y que actualmente disponen de un hueco de mercado sin cubrir, o sin explotar suficientemente, además de aumentar la oferta de formación en emprendeduría y en la agricultura, el turismo o las nuevas tecnologías.
Otro de los ejes persigue la mejora de la calidad ambiental y paisajística de la Isla, ejecutando actividades que permitan recuperar núcleos de población y zonas degradadas. La conservación y uso del patrimonio natural conforma el cuarto eje y trata de promover la gestión adecuada de los ecosistemas, a la vez que se propicia propiciando la conservación de especies amenazadas.
A este se suma la conservación del patrimonio cultural y la recuperación, optimización y mantenimiento del sector primario, en una clara apuesta por el rejuvenecimiento y la modernización del sector, la diversificación de la producción, el mantenimiento y aumento del empleo en este sector.
El turismo sostenible constituye otra de las líneas estratégicas, detalla Delgado, “pues es el principal generador de empleo directo e indirecto, pero promovemos un turismo respetuoso con el medio, ya que de lo contrario, corremos el riesgo de desaparecer como destino turístico de naturaleza que es el que nos caracteriza”. Por último, Delgado hace hincapié en la importancia de “dinamizar la Reserva para lograr su correcto funcionamiento y para ello hemos diseñado un paquete de actividades que persiguen informar acerca de la Reserva a la población local, aumentar el conocimiento continuo sobre la sostenibilidad del territorio y trabajar en red con otras reservas”.
Plantando conciencia
Generar más personas comprometidas con el medioambiente es el objetivo que persigue el proyecto ‘Plántate’, puesto en marcha hace más de año y medio, a través de la Unidad de Medio Ambiente del Cabildo Insular. Pablo Navarro es uno de los agentes que se esmera día a día por sembrar conciencia en la ciudadanía para que apuesten por la plantación de ejemplares autóctonos que contribuyan a reforzar el bosque termófilo de la Isla.
Navarro considera que este proyecto entronca perfectamente con el espíritu de la Reserva de la Biosfera, puesto que uno de los pilares básicos es la promoción de los ecosistemas. Las actuaciones se centran en la vertiente sur biogeográfica de la Isla, ya que según explica, es la que está sometida a un mayor estrés, motivado por el fuerte calor del verano y el frío del invierno. Además indica que esta parte ha sufrido un marcado proceso de deforestación desde la llegada de los aborígenes, lo que conlleva a su desertificación.
Para contrarrestar esta afectación del suelo, desde la Unidad ponen todos sus esfuerzos en la promoción del bosque termófilo, con la plantación de especies nativas como el acebuche, el almácigo, la sabina, el sándalo y el palo de sangre, a las que se les une otras tantas hasta llegar a 25 especies que son las que acoge el vivero. “Desde que comenzó a crecer este proyecto hemos plantado unos 14.000 ejemplares en unas 110 micropoblaciones, es decir en el establecimiento de uno o varios árboles de esta zona de la Isla”, indica Navarro, al tiempo que adelanta que se han puesto el reto de llegar a las 50.000 en cuestión de 10 o 12 años. “Algunos pensarán que soy un iluso o un soñador pero tenemos este horizonte y queremos avanzar para situarnos lo más cerca posible del mismo”, comenta.
La popular frase ‘Piensa globalmente, actúa localmente’ es un buen ejemplo de los valores que persigue esta iniciativa, ya que una parte fundamental es su labor de concienciación en la ciudadanía. Además de incidir en la importancia de luchar contra las especies invasoras, el proyecto hace especial hincapié en la importancia que tiene cada ciudadano para ayudar a promocionar el bosque termófilo. “Nuestra labor es crear pequeñas islas verdes dentro de La Gomera y ello no lo podemos lograr sin la ayuda de los ayuntamientos y otras administraciones, además de empresas, los centros escolares y por supuesto, el ciudadano a título personal”, detalla. “El trabajo de los servicios municipales de jardinería es fundamental para generar ese cambio de conciencia con la plantación de especies autóctonas, por lo que estamos muy contentos con la implicación de todos los ayuntamientos en este proyecto”, sostiene.
Para Navarro y el resto del equipo de la Unidad de Medio Ambiente, se trata de un proyecto socioforestal, “pues buscamos un grado de involucración por parte del ciudadano que es esencial para contribuir, entre todos, a lograr los objetivos”. Por ello, Navarro explica que lo único que le piden a cambio a los vecinos es su compromiso para cuidar la planta. “Queremos que se establezca un vínculo con el árbol, por lo que siempre animamos a que el interesado se ocupe él mismo de la plantación”, asegura.
Además, detalla que la Unidad también se encarga de hacer un mapa georeferenciado con todas las plantaciones, con la finalidad de hacer un seguimiento más exhaustivo del proceso de crecimiento del árbol en cuestión. Por otra parte, algunos ciudadanos han cedido sus parcelas para poder hacer las repoblaciones, en este caso, abiertas a los escolares y a las personas con discapacidad, ya que el terreno es más sencillo de trabajar y se aprovechan efemérides como el Día del Árbol para llevar a cabo estas actuaciones en los terrenos.
Navarro conoce la importancia de plantar árboles y plantas autóctonas y confía en poder transmitir, junto al resto de sus compañeros, esta necesidad, ya que según indica “es nuestro grano de arena para luchar contra el cambio climático desde este pequeño terruño que es La Gomera”.