Por Jesús Millán Muñoz.
Entiendo la filosofía como una necesidad humana. Creo que el ser humano tiene multitud de necesidades, algunas primarias y otras secundarias y terciarias. Creo que la filosofía y el filosofar, es una necesidad primaria, al menos en algunas cuestiones, para el ser humano, al menos desde hace milenios, hasta dónde sabemos, algunas preguntas, entran en lo más profundo de su ser, se sea de un continente o se sea de otro.
Por tanto, si Europa pierde la filosofía, es decir, no se le enseña al pueblo, un mínimo de filosofía, a mi corto y modesto modo de entender la realidad, creo que se le pone al borde del abismo. A individuos y colectivos y sociedades y Estados, y a la misma cultura occidental. Durante siglos, ese saber filosófico a los europeos se le enseñaba a través de la religión, pero ahora que la religión cada vez es más débil, los europeos se están quedando sin religión y sin filosofía, y un mínimo de ambas son necesarias, a y en todos los sentidos.
– Soy de la opinión, que muchos problemas que sufre el individuo, la familia, la sociedad, la cultura son de orden filosófico. Y por tanto, de un déficit de filosofía, en todos o en casi todos los ámbitos de la realidad. Al menos de la falta de una filosofía, lo más prudente y racional y verídica posible, dentro de la dificultad de demostración en la filosofía, de la dificultad de la argumentación en filosofía.
Ya que cuestiones filosóficas, están insertos en multitud de otras cuestiones. Y multitud de temas filosóficos están presentes, concatenados con otros de otras disciplinas, por tanto, los sufren individuos, colectivos, sociedades, culturas, saberes diferentes.
– La filosofía no está y no debe estar para el orgullo y el pavoneo y soberbia de los pensadores o filósofos, sino para servir a la humanidad, al mayor grado o posibilidad de verdad. Con la filosofía el ser humano sirve al ser humano, igual que con la medicina o las matemáticas o el derecho…
Todo esfuerzo que se haga para clarificar la misma filosofía, y de enseñar de la forma más ortodoxa la filosofía, todo será bueno para la misma filosofía y para los seres humanos…
– A menos filosofía correcta o mínima que sepan o conozcan los individuos, más problemas tendrán los humanos, tanto a nivel individual, como social-colectivo y cultural.
– Busquen sistemas más racionales y más eficientes y más justos y más equitativos de seleccionar al personal que enseñará los contenidos de filosofía, en las enseñanzas regladas. Porque de esas personas, dependerán después todos los aspectos, sea en la enseñanza secundaria o terciaria universitaria…
El profesorado de filosofía, siguiendo las legislaciones de sus sociedades o países, deben enseñar en cualquier tema, diferentes, varias posibilidades de solución o respuesta, que se han dado en esa cuestión.
El profesor de filosofía no enseña su filosofía, para eso están sus publicaciones o conferencias o artículos que quiera escribir. En un aula, sea de secundaria o de universidad, enseña la filosofía, según el curriculo que hemos heredado. No va a dogmatizar, ni ideologízar, sino presentar las diversas soluciones, un profesor puede ser ateo, pero racionalmente y moralmente debe enseñar todas las soluciones, o al menos, las diversas sobre el tema de Dios, o de cualquier otra cuestión. Enseñar a pensar, enseñar a pensar en libertad, y para eso debe enseñar o mostrar, si no todas las corrientes o soluciones a todos los problemas, al menos, tres o cuatro o cinco…
– A mi modo de ver, el profesor de filosofía, dentro y fuera de las aulas, debe llevar una vida moral y ética, lo más correcta posible.
Esto evidentemente no se puede evaluar en un examen, ni en una selección de profesorado para la enseñanza. Pero igual que el matemático utiliza las matemáticas para su vida privada, y no solo para enseñar en clase. Creo que el profesor de filosofía, en moderación y prudencia, debe llevar una vida de pensador y de filósofo y de filosofía, una vida moral lo más profunda posible, sin hacer aspavientos de nada, ni de nadie.
La filosofía es algo más que un saber, o es un intento de saber, pero también es una forma de vivir, es una forma de vida. Por lo cual, ambas realidades deben ser lo más verdaderas y bondadosas y racionales posibles.
El filósofo buscando mayores grados de verdad y bondad, debe no buscar polémicas, ni enfrentamientos. Cierto es, que esto, a veces, tiene un precio enorme, porque la prudencia y la mesura, y la racionalidad que el pensador-filósofo, con la que actúa, es tenida por los demás como debilidad o pusilanimidad… Pudiéndole traer al mismo pensador o filósofo, o profesor de filosofía, incluso dentro de las aulas, y fuera de las aulas, algunos problemas de incomprensión.
– Necesitamos seres humanos que sean sabios en sus saberes, pero sabios también en sus prácticas y formas de actuación. Cada uno, en su lugar, en el lugar que la vida le ha ido poniendo o él o ella haya sido capaz de encontrar. Necesitamos seres humanos que sean sabios y prudentes, en todos los campos, pero también en la filosofía, también en la filosofía. Paz y bien.
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