Tengo un amigo que tenía una mujer india de Pakistán y montaron un bar en Tenerife, pero le aconsejé que su mujer no estuviera por el restaurante porque era una g.p., pero no me hizo caso.
Cuando nos volvimos a ver, me contó que se había separado porque un día fue la madre de mi amigo a comer al restaurante y la india (su mujer) le dijo a la suegra, “Vienes a comer aquí muerta de hambre” y obviamente mi amigo mandó a la mierda a su mujer.
El día 21 de febrero del 2.023 nos levantamos con ganas de ir por cuarta vez al Puerto de Saguira a comer pescado fresco y baratísimo. Son 150 kilómetros y cuesta 25 € la guagua ida y vuelta, por 300 kilómetros en total. En la guagua iban cuatro personas de Israel, una madre y una hija de la India, una pareja de Marruecos y el chófer obviamente. Uno de los israelíes era la 22 veces que llevaba viniendo, ¡Agüita!.
Llegamos a Saguira y todo fantástico, porque allí estamos desde la una hasta las cinco de la tarde, pero aquí empezó la otra película de indios basada en hechos reales.
Resulta que la jodida india se fue en taxi con su hija, pero además llamó a la agencia de Londres donde contrató la excursión y denuncia que se fue en taxi, porque el chófer de la guagua conducía muy rápido. La p. Madre que la parió que nos tuvo hasta las ocho de la tarde a todos preocupados y tuvimos que ir hasta la misma policía de Saguira para dejar constancia y llegamos a las once de la noche a Marruecos, porque son tres horas de camino.
En fin…. Otra de indios. Lo mejor fue la jartada de frutos del mar por diez euros y volar sin alas en ésta playa mágica de Marruecos.
Que pena que no encontré a Rafael Dolado, presidente del CIT del sur en Tenerife y ojalá que el Puerto de Los Cristianos en Tenerife fuera la mitad de mágico que este Puerto de Saguira, pero aquí lo dejo para seguir reflexionando sobre las romerías de los pueblos y estimado lector, gracias por regalar un poco de tiempo leyendo, el tesoro más valioso del ser humano, el tiempo pasa y jamás volverá. Juan Santana.
