Noticias Tenerife Juan Santana | Pasen todos, en Negro No…

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Juan Santana | Pasen todos, en Negro No…

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La Consejería de Sanidad del Gobierno de Canarias, puso unas trampas en la terminal del Puerto de Santa Cruz de Tenerife y cogieron unos mosquitos muy peligrosos bautizados con el nombre de “Aedes Aegypti” y según los expertos animalistas en estos bichos, dichos mosquitos nos llegan desde África, aunque las Islas Canarias por su situación geográfica pertenecen al continente africano, pero también resulta muy extraño que aparezca éste mosquito tan chungo, cuando a Canarias no llegan muchas personas del continente africano y habrá que investigar de qué forma pudieron llegar.

Estábamos en la Habana en el 2.007 y nos disponíamos llegar a Santa Clara que está a 250 kilómetros. Contratamos a un taxi oficial, pero el conductor cogió una borrachera y hubo que pasar al Plan B, contratar a un taxi pirata porque nos estaban esperando Conchita y su familia en Santa Clara.

Conmigo iba Pedro Gaspar en paz descanse, antiguo gerente de Muebles Sandra por San Isidro en el sur de Tenerife y además era suegro de José, dueño de la famosa gasolinera de Granadilla, la que siempre regala premios de lotería.

Pedro Gaspar deseaba conocer a Conchita en Santa Clara, porque Conchita fue alumna de su padre por aquellos tiempos ancestrales. Además de Pedro Gaspar y el conductor, también nos acompaña un cubano de color negro o piel oscura y cuando faltaban cinco kilómetros para llegar a Santa Clara, nos encontramos con un control policial que nos manda a parar y a bajarnos todos del coche.

Sin anestesia ni nada, metieron la tubería de una máquina de zulfatar en el coche y soltaron una humareda de insecticida, dejando el coche de tal forma que era imposible poder ver su interior.

Preguntamos a los policías porqué hicieron eso y respondieron que había un mosquito asesino en Cuba que ya había matado a algunas personas y que teníamos que esperar unos diez minutos hasta que el insecticida hiciera su efecto y obviamente que desaparezca la humareda que estaba dentro del coche.

Una vez pasado los diez minutos aproximadamente seguimos rumbo a Santa Clara y cuando por fin llegamos a la casa de Conchita, que está cerca del Boulevard y nos abrió la puerta, nos presentamos y dijo sin pelos en la lengua, ‘Pasen todos, el negro no”. Nos quedamos flipando, pero era casi de noche y Conchita que era profesora de inglés ( cobraba 25 € al mes), tenía claro que la persona de color no iba a entrar.

Hubo que buscarle una pensión al pobre muchacho y esto es lo que hubo. Al día siguiente cuando voy caminando por el Boulevard con un hijo de Conchita le pregunté, ¿Que puedo regalarle a tu madre por dejarnos quedar un par de días en su casa?. Y respondió, “Un cubo porque el único que tenemos está muy roto”…..

Aquí lo dejo para seguir reflexionando sobre las romerías de los pueblos y estimado lector, gracias por regalar un poco de tiempo leyendo, el tesoro más valioso del Ser humano, el tiempo pasa y jamás volverá. Juan Santana.

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