Te pido perdón Carlos Ignacio Ramos, porque justamente hoy 24 de enero del 2.023 cumples un año de tu partida a ese lugar donde nadie sabe cómo será, pero ahí nos encontramos todos y prometí a tu mujer y a tus hijos dedicarte unas palabras desde la siguiente semana de tu partida, sin embargo por mi dejadez o por qué así es la vida, pasó el tiempo, justamente un año y pasó muy rápido.

Si desde el más allá el alma de los difuntos pueden ver a los que todavía seguimos vivos, habrás comprobado que un mes si y otro también, nos encontramos tu familia y yo,  especialmente con tu amada mujer sentada en la silla de ruedas junto a tus nietos.

Cuando no nos tropezamos en el supermercado, es paseando por el paseo de Las Galletas en el sur de Tenerife y siempre les decía la misma disculpa, “Tranquila que no me olvido”, pero justamente un día antes de cumplir un año de tu partida, nos encontramos y se acabaron las disculpas.

Ésta vez si o si estoy hablando contigo, sin entrar en detalles, simplemente recordar nuestras charlas cada vez que nos encontrábamos en la calle, por el supermercado o cuando pasaba por tu casa y tú estabas relajado asomado en la ventana fumando un cigarrillo.

La foto adjunta es la que tu mujer quiere que salga a la luz y obviamente para ella eres el hombre más guapo del mundo y punto pelota sin entrar en detalles.

No somos nadie y escribimos todo aquello que se nos ocurra, con el corazón siempre, porque el corazón es quien bombea la sangre al cerebro y a todo nuestro cuerpo y cuando el corazón se para, acaba la vida.

Ésta carta es con todo mi corazón y somos alguien, cuando aunque sea una persona nos recuerda para siempre. Aquí lo dejo para seguir reflexionando sobre la vida y estimado lector, gracias por regalar un poco de tiempo leyendo, el tesoro más valioso del ser humano, el tiempo pasa y jamás volverá. Juan Santana.