Desde lo más alto de la zona donde vivo en Montaña Amarilla por el sur de Tenerife, deseo unas felices fiestas absolutamente a todos los lectores, incluso aquellos que les caigo como una patada en el culo.
Confieso que tengo en estas fechas la misma sensación de muchos, una cierta tristeza disimulada porque hemos pasado las páginas de un libro personal, con aquellos errores sin entrar en detalles.
Las personas que arrastramos divorcios por ejemplo y con hijos que han sufrido más o menos las mismas ignorancias de adultos, sentimos unos pequeños dolores interiores y los disimulamos con una sonrisa porque no queda otra y es la mejor actitud.
En éstas fechas navideñas cuando llega el 24 de diciembre y nos faltan seres queridos que están en el más allá donde iremos todos y nadie sabe dónde ni cuándo, estamos sentados en la mesa tragando lo mejor que podamos, pero hay que levantar la cabeza y seguir palante con paso elegante.
Comparar es feo, pero ayuda a sobrevivir de aquella forma egoísta tal vez y por eso muchas veces cuando me preguntan, ¿Cómo estás?, mi respuesta es con otra pregunta, ¿Comparado con quién?.
La mayoría de mi generación con el factor suerte a nuestro favor, hemos tenido la suerte de vivir una niñez auténticamente familiar con buen rollo, porque todas las semanas nos reuniamos aunque sea un día, para estar todos juntos en la mesa y después compartíamos tertulias maravillosas.
Jamás olvidaré cuando tenía diecisiete años, un amigo de familia millonaria habló conmigo para pedirme si podía celebrar la navidad con mi familia, porque la relación de su familia millonaria de dinero, era una mierda.
Recuerdo que toda mi familia, padres y hermanos flipamos, pero sentimos que los verdaderos millonarios éramos nosotros con nuestras cabras y el trozo de tierra con papas y millo, pero ha pasado el tiempo y ahora millones de personas viven entremezcladas hasta los mismos corazones y sin más remedio toca ser actrices y actores de una película basada en hechos reales sin entrar en detalles, aunque casi todos los guiones coinciden.
Aquí lo dejo para seguir reflexionando sobre las personas que buscan la verdad sin tapujos y estimado lector, gracias por regalar un poco de tiempo leyendo, el tesoro más valioso del ser humano, el tiempo pasa y jamás volverá. Felices Fiestas para ti y para todos tus seres queridos, los que están y los que no están. Juan Santana.
