Estás en un aeropuerto de Inglaterra y descubres que el dinero está alejándose poco a poco, porque todo es a base de tarjeta. Tienes ganas de comer o mejor dicho, tienes un capricho y tu tarjeta no funciona por el motivo que sea, pero para más inri en el establecimiento del aeropuerto dónde tiene los productos deseados, estás obligado a pagar con tarjeta.

El problema no es grave, es un capricho, no es hambre y podemos esperar hasta que lleguemos a Tenerife y durante el vuelo no me da la gana pagar tres euros por una botella pequeña de agua y en el avión estoy pensando en el futuro cuando todos los humanos dependan de la electricidad, porque los teléfonos móviles habrá que cargarlos a no ser que tengan placas solares en miniatura, igual que los coches, las bombillas, las cocinas vitrocerámicas y una larga lista de utensilios que dependen de la electricidad.

Sigo pensando en la tarjeta y en el teléfono móvil, preguntándome, “¿Cuando todos los humanos dependan solamente de las tarjetas para pagar la comida por ejemplo y resulta que no tenemos electricidad?”. Imagino que con el tiempo las placas solares estarán por fin en todos los hogares y los comercios y las partes afortunadas del planeta donde brilla el sol, tendrán electricidad para como mínimo poder encender las bombillas, para las neveras y las vitrocerámicas.

Cuando el Ministro de Industria en España era Soria nacido en Gran Canaria, recuerdo perfectamente que anunció poder instalar placas solares para tener electricidad, pero que estábamos obligados a seguir pagando un mínimo por la electricidad y los contadores.

Personalmente no entendía ese rollo del Ministro Soria y tampoco olvidaré que al mismo tiempo firmó contratos millonarios con otros países de venta de armas. ¿Usted lo entiende?. Obligaba a pagar si o si una electricidad no consumida, aunque instales placas solares para poder vivir mejor y a la misma vez, firma la venta de armas fabricadas en España que son para matar.

Conozco amigos en La Palma (Canarias) que han instalado placas solares en las bodegas y tienen congeladores, luz a tope para iluminar y más cosas y todo esto por un coste de 1.800 € con una garantía de diez años y aquí lo dejo para seguir reflexionando sobre las romerías de los pueblos. Estimado lector, gracias por regalar un poco de tiempo leyendo, el tesoro más valioso del Ser humano, el tiempo pasa y jamás volverá. Juan Santana.