Resulta que el jueves vamos a comer unos amigos a un restaurante bueno y barato, para echarnos una carne con papas y tengo una buena educación en cuanto a la comida, el foco de la vida, porque todo lo demás es imaginación.
Sobró un poquito de carne con papas y obviamente el camarero sabe que la pone en un táper y así tengo mi platito para el viernes. Hasta aquí todo bien, pero también saco del congelador carne de vaca molida congelada que le encanta a todos los que le encanten y la pongo a descongelar.
Pero tengo la ocurrencia de preparar una fritura suave con ajo, cebolla y zanahoria, después añado el arroz, después caldo de pollo, un poco más de agua y cuando comience a hervir el agua, añado la carne con papas del jueves, aceitunas sin hueso y estoy seguro que será la hostia.
A mi hija le vuelve loca éste plato sabroso de arroz con carne molida, aunque ésta vez veremos los trozos de la carne con papas de ayer, pero la fiesta comienza cuando no encuentro en la nevera el táper con la carne con papas del jueves y no encontraba explicación, hasta que descubrí la razón.
Resulta que ésta madrugada del viernes abrí la nevera y cuando veo el táper de guacamole lo abro y pensaba que era el guacamole podrido, pero era la carne con papas. ¡La madre que me parió!.
Gracias a Dios que no había llevado la basura al contenedor y pude recuperar el táper con carne con papas. Ahora toca probar si no está mala y preparar el arroz, pero el resultado lo contaré en otro momento.
La cuestión es que cuando llega el viernes estás saturado con tanta información y tus movimientos son inseguros, aunque peor le pasó a una amiga que perdió el mando a distancia de la televisión y a los tres meses lo encontró dentro del congelador.
Aquí lo dejo para seguir reflexionando sobre las romerías de los pueblos y estimado lector, gracias por regalar un poco de tiempo leyendo, el tesoro más valioso del ser humano, el tiempo pasa y jamás volverá. Juan Santana.