Noticias Tenerife Juan Santana | Una sociedad sin progreso va al caos

Juan Santana | Una sociedad sin progreso va al caos

Una sociedad qué no progresa va directamente al caos y estamos en el año 2.020, hemos pasado la era cavernaria, época dónde la raza humana para comer, estaba obligada a salir de cacería, buscar frutas, pescar y hasta descubrir la agricultura pasaron miles de años.

Vivimos tiempos de tomar pastillas con Vitaminas, o ir psicólogo para qué quiten los deseos de suicidarte o simplemente para descargar tus penas y calmar la soledad. La sociedad actual sin progreso camina directamente al caos y durante muchos años el Turismo ha sido una forma de vida prácticamente única, dónde millones de familias comen gracias a dicho turismo.

Cada mañana cuando abrimos las ventanas observamos los coches aparcados, porque están todos los hoteles y restaurantes turísticos con las puertas cerradas, no tenemos visitantes. Esperamos qué sea muy pronto cuando todos veamos la luz con el movimiento de personas felices caminando por los paseos en las playas, las terrazas cargadas de turistas y escuchar al camarero bromeando con los clientes.

Hace poco escuchaba a un profesor decir alegremente qué ojalá este asunto del confinamiento dure siempre porque todos los meses están cobrando casi dos mil euros y cuando escuché su comentario descubres que “Todos tenemos nuestro grado de ignorancia”. No pude resistir las ganas de callar y le dije, “Para ser profesor, tienes un grado de Idiota demasiado elevado. Te felicito por tu profesión, pero cómo no volvamos a poner en funcionamiento el turismo, el Gobierno cortará hasta tus ingresos, porque cuando el pozo está casi vacío, el agua será para quien más interesa”.

Recuerdo de niño escuchar a los mayores la palabra “Paciencia”, palabra que odiaba, no me gustaba nada y era porque no la entendía, ahora creo qué soy mayor y la entiendo perfectamente, “Paciencia”.

Mi hija cumplió veintiún años y cuando estábamos juntos viendo la tele, salió un poco de Lola Flores en paz descanse, porque cumplía veinticinco años del fallecimiento y cuando pregunté a mi hija si la conocía, respondió que jamás había escuchado ni su nombre. Uf!, que mayorcitos nos estamos haciendo. Dios quiera que sea pronto, cuando veamos los aviones volando aunque a veces nos enfade el ruido de sus turbinas.

Estimado lector, gracias por regalar un poco de tiempo leyendo, el tesoro más valioso del ser humano, el tiempo pasa y jamás volverá.

Por: Juan Santana.

 

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