Desgraciadamente a muchos canarios no les gusta el gofio y tiene su explicación, porque han nacido y crecido en tiempos de leches enlatadas o polvos para mezclar con leches embotelladas. Comemos con los ojos y con aquello de que según te ven, te miran, cuando muchas personas miran ese gofio amasado con leche, potajes o agua, sus caras se arrugan porque comparan dicha imagen con cualquier otra cosa. Muchos de mi generación somos de los que hacíamos cola con la taza en la mano (casi todas rajadas por los lados) para que nos pusieran leche de las mismas tetas de las cabras o de vacas con aquel olor a perfume de la marca estiércol, aunque también otros tomaban leche de burras.
En las farmacias tenemos latas de cereales para niños con nombres light, cómo “Nativa” por ejemplo, que traen millo (maíz), trigo, cebada o cualquier otro cereal, pero al final es lo mismo que el gofio. Además suelen decorar las latas con fotos de niños lindos con sus baberos y cucharita en la boca, porque si les pusieran en la lata la palabra “Gofio”, seguramente venderían menos, especialmente a los pijos, ya que la palabra Gofio no les gusta.
Ésta carta está inspirada en Carlos, fundador del molino de gofio en la Escalona, al sur de Tenerife y espero visitarlo en el mismo molino, para que nos haga un resumen de la historia de su vida empresarial con la harina del maíz tostado, ¡Perdón!, con el Gofio. En mi caso personal, llevo toda mi vida comiendo gofio y confieso ser un buen catador, porque reconozco la diferencia entre unos y otros. Por ejemplo, el gofio de millo para la leche, si te gusta amasado como a mí, no vale, porque gastarás mucho y jamás quedará con un buen sabor. Mejor gofio de trigo o mezclado y tenemos gofio hasta con cinco mezclas. Además añado Cola Cao y dentro trozos de queso semiduro, pero siempre leche tibia y amasado como cuando mezclamos cemento para echar a un techo. ¡Lo dicho!. Conocí a Carlos, fundador del molino de gofio de la Escalona, que tiene buena fama y con su permiso comparto su imagen.
Estimado lector, gracias por regalar un poco de tiempo leyendo, el tesoro más valioso del Ser humano, el tiempo pasa y jamás volverá.