Entre mil millones de personas aproximadamente que habitan en el planeta, les presento a un amigo, pero no diré su nombre ni siquiera donde fue tomada esta imagen, porque así intento comprobar cuántas personas pueden conocerlo. No hablo de lectores, estoy diciendo “personas”, porque por encima de todos los valores, somos personas. Cada persona es un mundo, un libro, somos buenos, somos malos, pero todos somos alguien y con muchas personas tenemos un comportamiento como si fuéramos amigos de toda la vida y la persona que está en la portada de ésta carta, ayudará a reflexionar incluso a nivel personal.
Muchas personas, especialmente “algunos” políticos presumen de luchar por la igualdad mintiendose a sí mismos, cuando la igualdad jamás existió ni existirá, porque hay pobres y ricos, blancos, negros, mulatos, amarillos, más gordos y más flacos, calvos y peludos, y así hasta el infinito. Podemos sentir emociones, ilusiones, dolores, enamoramientos, deseos, bajones de moral, querernos y odiarnos mutuamente, pero la igualdad en el verdadero significado de la palabra, jamás existió, ni existe, ni existirá, porque decir que existe, sería mentirnos a nosotros mismos.
Obviamente, la educación es lo único que nos llevaremos al más allá, dónde absolutamente nadie sabe cómo será dicho lugar, pero nadie escapará de saberlo. Aunque tengas todo el dinero del mundo, escaparnos de irnos al otro barrio y….. ¡Oye!, he descubierto que en algo somos todos iguales. Si eres un lector que conoces a el señor de la portada, simplemente envíale un saludo y por unos momentos nos sentiremos buenos o malos, pero nos sentiremos “Alguien”.
Estimado lector, gracias por regalar un poco de tiempo leyendo, el tesoro más valioso del Ser humano, el tiempo pasa y jamás volverá.