Noticias Tenerife Juan Santana | Se nos fue Arcadio en Sardina del Sur

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Juan Santana | Se nos fue Arcadio en Sardina del Sur

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Cada día obviamente millones de personas terminan el camino de la vida y todos tenemos un destino con sus errores y sus virtudes. Arcadio se fue hoy, un cinco de Diciembre en Gran Canaria, a los setenta y nueve años. Era tío mío y estuvo toda su vida trabajando en la ONCE, cuando había muy pocos vendedores de cupones. Falleció en tiempos de mascarillas, de aforo limitado en los duelos, solamente pueden haber diez personas. Tenía su carácter de mala leche, pero con un corazón muy grande, amaba la tierra y hasta que no pudo más estuvo siempre cerca de sus naranjeros y limoneros, papayas y ovejas.

Cuando era treintañero fue a Barcelona con mi padre, para operarse de cataratas y quedó bastante bien. En el año 1.979 recuerdo que me regaló diez cupones, cuando yo estudiaba en el Instituto de Aguimes y cómo tengo sangre chunga, regalé nueve números, quedándome con uno obviamente, pero gran casualidad que dicho número salió premiado. En ese tiempo, creo que costaban el cupón a diez pesetas y fue un premio peculiar, porque sabía que la bronca era segura y así fue, que ni siquiera recordaba hasta hace pocos años si llegó a darme el dinero, pero cuando pregunté me dijo algo, que les contaré otro día. Arcadio, tuvo una buena vida a pesar de los pesares y cuando pasó de los treinta y tantos, sin entrar en más detalles, conoció a Paquita, una excelente mujer maravillosa que estuvo junto a él hasta el último minuto. Además, gracias a éste matrimonio nace mi primo hermano Arcadio, quién me envió la foto adjunta, que es fresquita, porque es la última que se hace para su Documento Nacional de Identidad.

Arcadio tenía una barca de pesca, con el nombre de su mujer y la última vez que la sacó al mar, fue cuando yo tenía diecisiete años, porque cuando estábamos llegando a la orilla después de salir desde alta mar, porque vimos a una ballena rodeando la barca, casi la vira una ola. Yo tuve la mala idea de tirarme al agua, algo mal hecho porque no llegó a virar la barca, pero tuve la mala fortuna de que la hélice del motor, se trabó en mi pantalón vaquero arrancándolo de cuajo y atascó dicha hélice y yo en pelotas viendo hasta los huesos de mi pie. Gracias que no me cogió por cualquier otra parte del cuerpo, porque hubiera sido más grave o lo peor. Diecinueve puntos por dentro del muslo izquierdo y once por dentro. Pues a raíz del susto de mi tío Arcadio, jamás volvió a coger la barca.

Un abrázote a mi tío Arcadio y todos nos encontramos cuando nos toca irnos a dónde nadie sabe dónde. Estimado lector, gracias por regalar un poco de tiempo leyendo, el tesoro más valioso del Ser humano, el tiempo pasa y jamás volverá.

 

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