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Juan Santana | El Policía Nacional, fue un Ángel

Las separaciones de pareja son asuntos personales, pero cuando están entremezcladas con conocidos, amigos, familiares y desconocidos terminan convirtiéndose en un espectáculo de leones cómo en los circos. Estamos viviendo momentos de sodoma y gomorra parecido a los tiempos de los gladiadores, peleando a muerte con un público embravecido gritando, aplaudiendo y gozando del sufrimiento ajeno.

“El Policía Nacional, fue un Ángel”, está basado en una historia basada en hechos reales, por los años noventa, cuando un amigo estaba en proceso de separación y la guerra de ignorantes por dinero brillaba por su presencia. El padre llama al hijo aquel domingo por la mañana a la casa de su ex mujer, para recoger al hijo que tienen en común y además habló también por teléfono con el niño de siete años. Hasta aquí todo bien, pero cuando llegó a la casa de su madre, ella escondió al niño cualquiera sabe dónde. El padre cae al suelo arrastrando la espalda por la pared llorando de rabia y tristeza. Fue a la Comisaría de la Policía Nacional más cercana y entró llorando mientras relataba el suceso, suplicando al único Policía que estaba en ese momento que podía hacer. El Policía muy tranquilo y con muchísimo Amor le dijo, “Cuando una mujer o un hombre utiliza a los hijos en un conflicto de separación, jamás tendrá final y será una guerra sin piedad y hasta el infinito”. Le aconsejó que hiciera mucho deporte, buenas amistades sanas, trabajar e intentar ser feliz y el tiempo pondrá a cada uno en su sitio.

La mujer estaba intentando que su ex pareja perdiera los impulsos para buscar una mínima disculpa y denunciarlo por violencia de género. Así lo hizo y han pasado casi treinta años. El Policía Nacional era la mejor persona que pudo regalar el destino, porque si hubiera sido otro aconsejándole entrar en guerras, sabe Dios que hubiera pasado.

El suceso de las pobres niñas en Tenerife es muy triste y el cura Báez, montó la de Dios, nunca mejor dicho y es un puro espectáculo de todos los medios de comunicación y para más inri, el cura no se arrepiente y está convencido de que los medios de comunicación y los políticos son los culpables, mientras el público desde la grada comenta a favor y otros en contra. Un padre loco que tenía de todo menos cabeza, asesina a sus propias hijas, aunque todavía no han encontrado a la más pequeña, que ojalá esté viva. Un problema personal convertido en espectáculo televisivo, radiofónico, tertulias en infinitos lugares y las redes sociales echando fuego.

No estamos educados para ser sinceros, pero desde el principio de todos los tiempos, el ser humano ha sido así y no hemos cambiado. Sólo queda reflexionar en cómo somos, porque desgraciadamente todo es historia.

Estimado lector, gracias por regalar un poco de tiempo leyendo, el tesoro más valioso del ser humano, el tiempo pasa y jamás volverá.

Por: Juan santana.

 

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