Carmelo salió en el año 2.005 y desde ese momento, no sabemos nada de dónde podría estar, que habrá pasado y por qué nos pasan estas cosas.
Carmelo es aldeano, de la Aldea San Nicolás de Tolentino, en Gran Canaria, lugar donde tengo media sangre por parte de madre. Su hermana tiene casi perdida la esperanza, que es lo último que se pierde, pero deseo animar un poco a los familiares y amigos publicando una vez más para seguir intentando encontrar una respuesta, porque ya han denunciado en periódicos, radios y televisiones.
Nadie puede imaginarse el dolor que puede sentir cualquier persona, cuando sufre la pérdida de un ser querido, pero perderlo sin saber cómo, cuando, donde y por qué tiene que ser mucho más duro. Estar pensando durante doce años que han pasado desde 2.005 en Carmelo o en tantos seres humanos que desaparecen sin esperar, simplemente tenemos que buscar diez minutos cada seis meses o una vez al año, para demostrar a las almas que están en nuestro espacio que no vamos a rendirnos hasta el final de nuestros días y punto pelota.
Seguro que el día menos pensado tendremos noticias de Carmelo, por parte de alguien que no puede estar en silencio más tiempo, porque su conciencia está intranquila al límite del más no poder.
Esperamos que esta carta circule nuevamente, sin parar, hasta que llegue a los ojos de alguien o de algunos que sepan o tengan un mínimo de noticia, por muy mínima que fuera o fuese.
Estimado lector, gracias por regalar un poco de tiempo leyendo, el tiempo pasa y jamás volverá.
Por: Juan Santana.