Nos levantamos muy temprano deseando tomar un buen café, un cortado, un trozo de tortilla o cualquier cosa, pero por encima de todo, sentir un buen ambiente, un espacio agradable para limpiar nuestras mentes. Los cerebros están saturados del bombardeo informativo y parecen querer reventarse, pero tenemos un abanico de posibilidades para poder desfragmentar las neuronas y justamente los psicólogos de la barra en muchos casos están esperando para escucharnos, antes de servirnos cualquier producto.
Luego están los amigos que aparecen inesperadamente en Tenerife desde la Coruña con quiénes compartimos infinitas experiencias y todos cargamos una mochila de alegrías y tristezas, con nuestros errores y nuestras virtudes. Los psicólogos del bar son personas que regalarán una sonrisa, lo mínimo para cargar las pilas y seguir caminando con una energía positiva obligatoria para nuestros cuerpos. Café solo, un expresso, cortado con leche natural o con condensada, sin azúcar, con azúcar morena, café con leche, Cola Cao, zumo de naranja o de cualquier fruta, sandwich o bocadillo, churros, tapas de ensaladilla o tortillas. El pedido gastronómico es importante y que tenga buen sabor, pero los más imprescindible y por encima de todos los productos, son los amigos agradables, porque sin amigos es imposible Vivir y Vivir es un verbo con un significado muy profundo.
Los psicólogos de la barra son los amigos de los humanos solitarios, porque por encima del café, los humanos solitarios estamos buscando una sonrisa y los psicólogos de la barra, merecen un máximo respeto con todo el cariño del mundo. Gracias por estar ahí.
Estimado lector, gracias por regalar un poco de tiempo leyendo, el tesoro más valioso del Ser humano, el tiempo pasa y jamás volverá.
Juan Santana.