Noticias Tenerife Juan Santana | Los energúmenos de las redes

Juan Santana | Los energúmenos de las redes

El PAÍS, un periódico con más de doscientas mil tiradas diarias en papel, desde España hasta Inglaterra y mucho más, publicó el cuatro de Junio del 2.021 una Noticia con la imagen del Rey Felipe VI y el Presidente de Portugal, sentados en una terraza de charla y cañas. También estaba compartida en el feisbuc y obviamente leía cientos de comentarios a favor y en contra, pero están los energúmenos maleducados que insultan sin piedad. Simplemente por comentar lo que piensas y no lo que algunos no quieren escuchar o leer, puede atraer hacia tu persona una ráfaga de insultos de alto calibre y si no estamos preparados para saber soportarlos caerás en el pozo de la desesperanza.

En éste caso concreto del Rey Felipe VI con el Presidente de Portugal, dije en su defensa cómo lo haría con cualquier persona: “Cada persona tiene un destino y nadie decide dónde nacemos, con quién, cuando, porqué ni sabemos cómo serán nuestras vidas personales y sociales…”. Pues simplemente por opinar esto recibes unos disparos verbales a lo bestia de personas desconocidas que al parecer no saben leer o interpretar lo que leen y somos responsables de lo que escribimos, no de lo que los demás entiendan y aunque escribas todo bien masticado siempre aparecerá el amargado de turno descargando sus frustraciones a través de palabras tóxicas y ésto es lo que hay.

En el caso de las personas que comentan con palabras demasiado mal sonantes suelo responderles, “Que fuerte eres escribiendo. Siento que me estoy enamorando de ti”. Lógicamente, los temas o cualquier asunto tienen la importancia que cada cual le da, según su actitud personal porque la actitud es muy importante, para aguantar los golpes de la vida. Podría compartir la imagen de las personas que insultan tan felizmente, pero creo que bastante protagonismo tienen con ésta carta.

Estimado lector, gracias por regalar un poco de tiempo leyendo, el tesoro más valioso del Ser humano, el tiempo pasa y jamás volverá.

Por: Juan Santana.

 

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