Noticias Tenerife Juan Santana | En el caballete la carta del día

Juan Santana | En el caballete la carta del día

Cuando estaba en Garafía (La Palma), entré al restaurante cafetería que estaba situado en la plaza, detrás de la Iglesia para tomar un cortado porque la terraza estaba repleta y estuve fijándome en la decoración cómo todos solemos hacer. Había un tablón de anuncios con folios escritos, enganchados a chinchetas ofreciendo clases de violín en Tijarafe o venta de manualidades diversas y otras ofertas mayoritariamente culturales. También había una parte en el interior del restaurante, con un sillón grande con pinta de ser muy cómodo, parecido a los que se utilizan en cualquier hogar en las salas de estar, pero lo que más me sorprendió, ¡Mejor dicho!, me encantó muchísimo fue la forma de llevar la camarera la carta de las comidas a los clientes o comensales, porque era acercándoles un caballete a las mesas, dónde podías leer los diferentes platos del día. Me encantó porque es una forma diferente, vanguardista y muy original, con sus letras rústicas a mano y personalizadas escritas con tiza y letra de buen tamaño para los que estamos con un poco de falta de vista.

Las personas que leemos con dificultades, tenemos la suerte de poder enviar mensajes grabados por WhatsApp y nos ahorramos tener que llevar las gafas de lectura a donde quiera que vayamos. Lógicamente muchos nos imaginamos que cuando el restaurante tenga muchos clientes al mismo tiempo, las camareras tendrán que hablar con los clientes personalmente para decirles los diferentes platos del día.

Otra cosa más que me encantó de éste lugar, es que no tienen WiFi y las personas que vivimos muy enganchados por enfermedad psicológica a los teléfonos móviles, no podemos entrar sin WiFi voluntariamente para curarnos, porque reconocemos estar enfermos y nos ayuda a desintoxicarnos de esta enfermedad tecnológica y ocupamos más nuestros cerebros para pensar, leer libros o hablar con los demás mirándonos a los ojos. ¡Lo dicho!. Felicito ésta idea sencilla y maravillosa del caballete además del buen rollo de las buenas personas que nos ayudan a intentar ser un poco más felices, porque no hacerlo es estar totalmente equivocados.

Estimado lector, gracias por regalar un poco de tiempo leyendo, el tesoro más valioso del ser humano, el tiempo pasa y jamás volverá.

Por: Juan Santana.

 

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