Con la misma palabra y la misma idea, Bretón de los Herreros cita en un artículo: El mayorazgo de Lucena, que alguien había sido presentado en una tertulia, fechado y publicado dicha columna, en Las Abejas, el 15 de enero de 1836. En nuestra sociedad, desde hace siglos y generaciones se cuenta, que para triunfar en la cultura, en la literatura particular hay que ir a la Villa y Corte, a Madrid, o, a las grandes poblaciones. Así, ese viaje lo han hecho muchos, muchos han triunfado, pero muchos menos que los que lo han intentado. Desde provincias los altavoces son pequeños cuándo existen.
Lucena, por cierto, es un pueblo, que según mis datos es criptojudío, de ahí, que siempre comparado con sus alrededores, siempre han tenido más iniciativa empresarial, y, si miran ustedes las cifras de desempleo, siempre es menor. Otros pueblos criptojudíos, al parecer son Bolaños de Calatrava. Bueno sería un estudio, que supongo existirá de pueblos criptojudíos.
Dicho de otro modo, pueblos que una población suficiente de judíos medievales, se quedaron, se convirtieron al catolicismo, pero continuaron siendo y teniendo costumbres de que ganar dinero, de que emprender negocios, de que tener riqueza es bueno. Y, eso se ha heredado de una generación a otra, sin ellos mismos saberlo. Bueno, sería que la Academia y Universidad nos dijesen si esta tesis es cierta o no lo es…
En Madrid, en toda capital de provincias, en todo pueblo de cierto número de habitantes, han existido tertulias, tertulias que se copiaban unas de otras. Tertulias que cuándo no existía la televisión, y, en menor medida la radio, o antes de la radio, era el semillero dónde se reunían todos los popes de ese lugar, y, los popes de la cultura y los que querían llegar a ser popes de la cultura… ¡También los popes de la representación social: los riquillos, los curas, el boticario y algún maestro o profesor…!
Desconozco si en otras zonas de Europa, el fenómeno de la tertulia ha sido tan rico en variedades y materialidades y cristalizaciones. En Madrid hasta hace unas décadas existían varias tertulias, y, cada grupo de personas se reunían con unas finalidades. Quizás, después el testigo y el mando del poder cultural ha pasado a la industria cultural moderna y a la universidad, y, las tertulias son algo reflejo del pasado. En Madrid existían varias, en algunas de ellas, como el famoso Café Gijón, lugar material todavía existente, lugar que todo escritor en la adolescencia gusta o sueña con visitar y ser algo en ella. En ese Café Tertulia se reunían por grupos, tenías que ser presentado y tenías que ser aceptado…
Cierto que después de la incivil guerra y cruento conflicto armado del siglo pasado, que al parecer, creíamos se habían curado las heridas y cicatrizado, al parecer no lo han sido tanto, pues en esas tertulias estaban todos, no solo los hombres y mujeres de la cultura, sino también de los órganos de información del poder del momento, y, otros seres y entes con otras finalidades…
España no se podría entender sin las tertulias, al menos, en estos dos últimos siglos. Ahora, ahora en el presente es su influencia mucho menor. Ahora, apenas existen. Quizás, ahora, las redes sociales hacen esa función, en alguna medida… En provincias, sé de algunos, que en sus interioridades se dicen, si hubiese habido una buena tertulia en mi ciudad, habría tenido más presencia en el mundo cultural. Pero la realidad humana es que es cambiante, es que la vida en la antigua Roma del siglo primero antes de Cristo, no era la misma que la Roma del siglo primero después de Cristo.
La realidad es que la España de 1950 no era ya la misma que la de 1980 y desde luego no es la misma que la de 2024. Y, todo cambia. No solo se modifica lo que deseamos que cambie, sino que se cambia todo, o casi todo, en mayor o menor grado, es la ley de la historia. Más cuándo el aumento demográfico se va produciendo de generación en generación. Ahora con un mundo globalizado, en casi todo. Con enormes movimientos demográficos mundiales y de mercancías y cuándo Internet ha hecho el mundo una enorme red de comunicación, con lo cual, puede estar más cerca de tu casa el MOMA que el museo etnológico de tu pueblo que está a cien metros…
Las tertulias nacen de la necesidad de los que se sienten iguales y desiguales, tengan un lugar dónde hablar y donde narrar la historia y la vida personal. Dónde pensar y ver si sus sueños se materializan. Una tertulia puede ser solo de amigos, que se reúnen a comentar cosas de la vida, algo así, como hacer artículos periodísticos pero solo hablados, sin escribirlos y sin publicarlos.
Y, otras tertulias son sociopolíticas para cambiar el orden social. Y, otras son literarias y artísticas. Aquí en esta Piel de Toro o Celtiberia o Tierra de Conejos, siempre hemos tenido mucha propensión a la tertulia. Ahora parece que está en crisis dicho fenómeno. Quizás, porque el mundo ha cambiado, ha cambiado mucho más de lo que creemos…
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