En un reportaje y entrevista, el genio de la viñeta, Mingote, decía que siempre, si te esfuerzas, un poco antes o un poco más tarde, surge y nace y reluce una nueva viñeta del día. Supongo e imagino que esto sucederá en todos los aspectos de la vida, especialmente en la creación cultural, ya sea la fotografía, el diseño de una silla, un artículo periodístico o una viñeta. Que lo que haya nacido o surgido sea de un alto nivel conceptual o estético, o sea de un nivel mediano, es otra cuestión. Pero siempre surge. Porque entre otras realidades, el que se ocupa y preocupa de una manera de ver el mundo, o de realización en el mundo de aspectos concretos, digamos, creativos o interpretativos, pues, si lleva un tiempo ya tiene sus recursos o recursos del oficio o de la profesión. Ya sea un vendedor de patatas, un vendedor de pisos, un cirujano o un viñetista…
En el articulismo de opinión y, de corte personal o literario, los temas son infinitos e ilimitados –dos términos que no son exactamente iguales-. Pero aquí, no creo que esté intentando señalar las dificultades de un género periodístico o literario, que también, sino más bien, estoy hablando de usted. Pongo el ejemplo del articulismo o del humor gráfico, pero como símbolo o metáfora o realidad cultural. Pero usted debe fijarse en sí mismo, en lo que usted haga, evidentemente, espero que sea legal y moral. Por tanto, si continúa en lo que hace, al final, saldrá algo aceptable, algo nuevo, algo correcto. Otra cosa es la respuesta de los demás…
Dicen que los articulistas están cayendo en la espiral y esfera, al igual que los poetas, los poetas se leen mayoritariamente a sí mismos, y los columnistas periodísticos también. Es cierto que cada uno escoge su grupo de articulistas de cabecera, entre otras realidades de los periódicos a los que están suscritos. Porque los digitales que son de acceso público, casi todos son provinciales, me temo, que los grandes nombres del columnismo actual hispánico apenas son leídos por nadie…
Siempre me han gustado las cifras, debo confesarlo, porque pienso que la cuantificación, ya sea verdadera o aproximada, ofrece un potencial entendimiento más preciso del mundo. En este caso, me gustaría, antes del último respiro, conocer y saber la cifra de articulistas en nuestra sociedad y Estado, por regiones y por provincias, y en la totalidad. También de viñetistas. Aunque sea aproximadamente. En los ruedos del periodismo se indica que son articulistas aquellos que redactan, al menos, una columna al mes. Puede que existan en nuestra sociedad, entre dos o tres mil, hasta algunos indican unos siete u ocho mil… En cuanto a los viñetistas, esperamos esa agua de lluvia de información, que nos diga cuántos existen aproximadamente…
El articulista puede redactar textos sobre multitud de temas, después, está el lector que desee o quiera leerlos. Más ahora, que todo está sujeto a cifras de cuantificación, se sabe cuántas personas abren una noticia, o abren un artículo o abren una viñeta. Cuánto tiempo tardan en leerlo, y si lo leen entero o no. Si solo leen las cinco líneas primeras. Si ha sido desde el Pacífico o desde Extremadura… Con lo cual, la interacción del público, para muchos se está convirtiendo en una especie de heterocensura social.
Si un articulista no recibe suficientes lecturas, los equipos directivos del medio pueden preocuparse, y también los propietarios últimos de ese medio, que también tienen derecho a obtener beneficios… Con lo cual, aunque exista total libertad de conciencia, de expresión, de publicación, de información y de pensamiento… en la práctica, el viñetista y el columnista están muy condicionados, al igual que todos los oficios del periodismo y de la información, desde los propietarios, hasta los directores, y los conserjes hasta las audiencias del público…
Me ha sucedido en estas últimas semanas que publiqué tres artículos en el mismo medio. Tres artículos en el mismo periódico, y los tres seguidos, cada uno en una semana. El primero trataba sobre los quince millones de fallecimientos por muerte causados por el Covid en los dos primeros años. El segundo era una receta sobre una comida, digamos, de investigación o de creación, una comida peculiar, por llamarlo de alguna manera. Y, el tercero, sobre que las mujeres sufren violencia, al menos un tercio de ellas, según la OMS. Este último ha recibido unas veintenas de visitas. El primero unas cuarenta visitas. Pero el de la comida, que era una mezcla de migas y no sé qué, ha tenido tres mil visitas… Reitero, el de la comida, tres mil, y los otros, que son temas humanos, sociales, psicológicos, filantrópicos y problemas reales, unas decenas…
¡Esta es la realidad y la pregunta…! ¡Ante esto, los articulistas se pliegan a los gustos del público, y tocan los temas que pueden tener audiencia y visitas, y por tanto, todos están contentos, el público y la industria de la comunicación…!
Pienso que la finalidad del articulista, aunque solo sus textos sean leídos por una decena de personas, es abrir nuevos campos y nuevos ojos a los potenciales lectores y lectoras. Ese es su deber ante la sociedad. Después, cada uno juegue en el campo y al deporte que quiera.
Yo, modestamente, intento tocar multitud de temas, de muchas clases y lenguajes y estéticas para que así, si alguien quiere beber en alguno de mis textos, llegue a la conclusión de que la realidad es más compleja y tiene más riqueza de lo que podría creer… ¡Y, después, cada lector obtenga las conclusiones que desee, quiera y pueda…! ¡Hay más campo del que pensamos y más árboles de los que creemos…!