Toda la historia de la cultura/Cultura, no nos engañemos a nosotros mismos, está formada por distintos sistemas o círculos de seleccionadores, a y, en cada uno de los campos de la realidad sociocultural. Diríamos como casi muñecas rusas unas dentro de otras, o, como conjuntos de Cantor, interseleccionados e interrelacionados…
Diríamos, que existen sistemas de selección territorial: a nivel local, comarcal, provincial, regional, nacional, continental, internacional… Imaginemos equis, en el primer escalón, y, existe un sistema de personas, de forma asistemática o informal, pero que ocupan una serie de puestos en el ámbito cultural, personas que pueden ejercer diversos oficios o profesiones o responsabilidades culturales: desde la crítica, más o menos sistemática, en ese campo, hasta direcciones de museos o fundaciones, o, directores de medios de comunicación, o periodistas o personas que llevan ocupándose en ese campo, uno o decenas de años.
Todo ese magma asistemático contribuye de una manera o de otra, a ir seleccionando nombres y personas y tendencias y estilos de un área de la cultura, en un ámbito local o provincial en cada tiempo y en cada generación y en cada década… ¡A unos, se les va dejando entrar, para pasar al siguiente esquema de selección, a otros, se le cierran ventanas y puertas y chimeneas…!
Pero si ascendemos en la escala sucede algo semejante a nivel regional. Y, si ascendemos en la escala algo similar a nivel nacional… De ahí, esa dialéctica, siempre continúa, entre tantas personas y entidades y egos y nombres y sombras y personas y tendencias y fines y estilos y…
La realidad es que la inmensa mayoría quedarán relegados a/en algún nivel, sin menoscabo de lo que pueda suceder en el futuro, si es que las obras producidas se mantienen y siguen existiendo… el texto bíblico: “muchos los llamados, pocos los escogidos…”, también sucede en la producción cultural, creativa o de investigación…
La mayoría de autores y autoras, sea cual sea la disciplina del saber, sea científico o filosófico o artístico o teológico o cultural, en la medida que pueden o puedan, intentan adaptarse a las costumbres y usos culturales del momento.
Buscando la selección de sus nombres o de sus obras, buscando tener un lugar, poco o grande bajo el sol de esa disciplina y de la cultura en general, de y en ese territorio geográfico y social y cultural e ideológico…
Pero una persona puede pasarse uno o diez o cuarenta años, en la medida de sus posibilidades, porque tendrá que buscarse otro trabajo para las habichuelas y los garbanzos y para las sardinas, y, en la medida del tiempo que tengan y puedan y la formación que disponga, además de cumplir con los ámbitos sociales y familiares.
Esa persona intentará realizar una producción cultural en ese saber o área o arte, y, en la medida que pueda buscará tener una producción cultural lo más digna posible…
Pero no nos engañemos, y no nos mintamos… si es un escritor, debe saber, si será capaz de superar a Dante, Homero, Dostoievski, Shakespeare, Cervantes, y, si es un autor plástico si será capaz de superar a Velázquez, Picasso, Goya, El Greco, y, si es un filósofo, si será capaz de superar a Tomás de Aquino, Descartes, Hegel… y, si…
¡Pero claro está, si todos los autores y autoras piensan eso, nadie empezaría a redactar diez páginas de ensayos filosóficos o literarios o diez cuentos o diez pinturas o…! ¡Y, lo peor, es que además dedicaría su tiempo libre, a cualquier afición, que sería peor que el arte o la cultura o la filosofía o el pensamiento o la novela…! ¡Quién sabe si terminaría, al cabo del tiempo, para apagar esa sed interna de cultura y de belleza y de verdad y de bondad, quién sabe, si por no intentar hacer algo en esos campos, terminará en Urgencias por “sobrealgo”.
Es decir, por si no comprende lo que quiero decir: “que es mejor fracasar como pintor o pensador o escritor o… que no terminar los días, por haber caído en alguna adicción negativa y perniciosa, y, ahora, ahora hay tantas…”. Siempre evidentemente, que tenga otro trabajo y oficio y profesión que le permita vivir y sobrevivir con dignidad y honestidad, bajo el imperio de la ley y de la correcta moral…
(¿¡Porque cuántos hemos visto, que han perdido el norte, por dedicar años y años a la creación cultural, y, no haber llegado a nada, y, no tener un oficio que le permita haber vivido con suficiencia, y, cuántos por no dedicar un tiempo a la creación cultural, aunque sea un tiempo semanal, y, solo a un oficio que no le satisface, y, también han perdido el norte…?!).
Con lo cual, aconsejo, dentro de su tiempo libre, el cuidado de su familia, el trabajo remunerado, y, cumplir con las realidades sociales.
Después, cuándo tenga tiempo, se dedique o lo dedique a producir novelas o cuentos o poesía o teatro o moda o gastronomía con garbanzos, algo creativo o de investigación, siempre que sea dentro de la legalidad y la moralidad.
Porque es mejor que fracase durante diez años o treinta o cincuenta como poeta, que no vaya de tasca a tasca a tasca. Por cierto, el otro día, en un letrero, encontré en mi ciudad, un neologismo, en la pared como propaganda o nombre o publicidad: “Tascantina”. Una combinación de tasca y cantina. Pienso que es una genial invención en el ramo de la lengua y del lenguaje y de la hostelería… -a ver, si dedico una columna periodística con ese título, a esa palabra y a esa temática…-.
Y, los poderes económicos, culturales, sociales… no podrían crear centros documentales virtuales, dónde el autor o autora que quisiese, tuviese un pequeño curriculum, y, un enlace a su producción. Un Centro Documental Virtual, sea de poesía o novela o teatro o pintura o dibujo o grabado o libros de artista o filosofía o moda o gastronomía o…
Podría hacerlo o realizarlo una biblioteca, un museo, una fundación, una entidad pública o privada, una persona, un periódico, una radio, un departamento universitario, un… Cientos de nombres en un territorio equis, por ejemplo, de poetas, un pequeño curriculum, y, enlace a sus páginas o redes sociales…
¿Pero por qué y porqué esto tan simple no quiere hacerse a y en los distintos niveles territoriales, desde entidades locales, a provinciales, comarcales, regionales, nacionales, a, y en todos los campos…? ¿Acaso, es porque entonces sería más difícil seleccionar, seleccionar nombres y personas y tendencias e ideologías y… clientela cultural, para hoy y para mañana…? ¿Porque al final, no solo se selecciona quién está en el presente, sino quién en el futuro se recordará del pasado, es decir, de este presente…?
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