Noticias Tenerife Jesús Millán Muñoz: “La riqueza del anonimato”

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Jesús Millán Muñoz: “La riqueza del anonimato”

Casi todo el mundo quiere tener fama o ser famoso, en su campo de actividad, casi todo el mundo quiere ser reconocido y conocido por la mayoría de la sociedad.

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Quizás, ese conglomerado genético que llevamos dentro de ser el macho alfa y la hembra alfa, presente, parece ser en las cuatro clases de primates, quizás, más dulcificado en la nuestra. Lleva, siempre lleva o intenta arrastrar a los humanos, a una jerarquía a y en todos los sentidos. No solo dónde vayas, como diría, el viejo maestro Hegel, hay dos grupos, sino vayas donde vayas, al grupo social en el que existas hay una jerarquía, escrita o no escrita.

Quizás, de ahí surge, esa necesidad profunda de ser y estar, en las escalas más altas, de su grupo o de los entes sociales que recorren sus huesos o su vida, o en los trabajos, etc. Por tanto, casi todo el mundo intenta destacar, para vivir y sobrevivir. Sea en el propio oficio o especialidad, sea a nivel general…

No estamos hablando aquí, de las personas que están en la fama, las famosas, no como antes por la música, sino porque realizan programas en televisión, los famosos “realidad social o realismo social de la fama”, en una mala traducción, y, pueden acabar siendo conocidos a nivel nacional, incluso otorgándoles títulos y titulaciones de la fama –no deseo citar a nadie, pero se me ocurren varias y varios…-.

Pero en el fondo, mientras la población conoce a unas docenas de estas personas y personajes que construyen una obra de teatro y son actores con un personaje. Pero por todo el mundo, las elites económicas, las más altas y las altas, las más altas que están a y en la sombra, y, las altas que son los que representan a los primeros, apenas son conocidos por casi nadie. Diríamos, usted hoy comprará o consumirá decenas de aspectos de la realidad, y, al final, existen grupos empresariales y, al final, personas de carne y hueso, que son propietarios, totales o por parte, accionariado. Pero usted no los conocerá… y, los céntimos de las ganancias terminan en esas personas…

Pero disponiendo de bienes suficientes, de tener paz social y política, de disponer un trabajo suficiente y si es posible, según la vocación. Pues debemos indicar que la “persona anónima”, que puede caminar por la calle y no es conocida, que puede entrar en las entrañas de un bar o restaurante y no es conocida, que puede sentarse en un autobús y no es conocida. Las personas que nadie vuelve la cabeza a mirarlas, o solo un instante, y, cada uno vuelve a sus negocios y sus preocupaciones… La persona anónima, pero que dispone de una vida suficiente en todo, creo que es una de las mayores riquezas que una persona pueda tener y disponer y ser y estar en el mundo…

Porque al ser una persona anónima, una más, entre muchas, y, vivir con suficiente en todo, puede observar la realidad con tranquilidad y sosiego. Se acercarán a ellos y a ellas las demás personas, mostrando lo que son, no haciendo teatro, no representando un papel, no habiendo pensado las palabras, no buscando algo, no pidiendo algo, no intentando evaluar a esa persona, al menos en principio… Nadie tendrá que hacer el teatro ante esa persona, porque no es un personaje famoso…

Esa persona anónima podrá mirar el mundo con la realidad del mundo, nadie cambiará sus discusiones y sus diálogos; podrá escuchar el silencio y el ruido de los demás, será capaz de oír la calle, sin engaños y sin mentiras, las grandezas humanas y las bajezas humanas. No será reconocido por nadie, no reconocerá a la mayoría con los que se cruza. Podrá ver y oír y pensar en la calle con sosiego y tranquilidad… Le dejarán a usted ir por la calle con tranquilidad, salvo tenga un accidente de coche, o quieran quitarle los calcetines, vivirá en la sabiduría del anonimato.

Imagine, usted que es un famoso político, que es un famoso empresario, que es usted un famoso cantante, que es usted un famoso novelista… ya, ya ha cambiado todo. Si una parte de la población lo reconoce, porque usted sale en televisión de vez en cuando, o, por menesteres similares. Pasará a un bar de carretera porque se traslada de Puertollano a la Luna, y, habrá diez personas. No todos lo reconocerán, pero solamente con que le/o reconozca uno, se pasará esa noticia, posiblemente por dos o tres del resto de los habitantes temporales de la bebida o del café en la mano.

¡Y, ya lo mirarán de una manera o de otra, ya alguno se acercará y le criticará su actitud o aptitud política, o quizás, que usted tuvo que cerrar una planta o fábrica, o quizás, que su novela última no les gusta, o quizás, que no están de acuerdo con su ideología, o su último artículo o su última viñeta publicada el viernes pasado es errónea en varios sentidos o en contra de sus intereses…!

Olvidamos, la enorme riqueza, de ser anónimo en la sociedad, vivir con suficiente bien/bienes en la sociedad, del propio trabajo y de la propia vocación, pero caminar por la calle y ser anónimo, no ser reconocido, solamente por amistades y por los que te cruzas todos los días. En tiempos, que tantas personas quieren ser reconocidas, hoy, rompemos una lanza y levantamos una bandera, por la riqueza de ser anónimo, para poder oír y observar y mirar con sosiego y tranquilidad. Para poder mirarse y observarse y pensarse a sí mismo con sosiego y tranquilidad… Para ser y estar en uno mismo, para habitarse a uno mismo, para hablar con uno mismo, para conocer el silencio y las voces de uno mismo, como nos diría, reinterpretándolo a Benito de Nursia, uno de los santos patronos de Europa, con Edith Stein, Cirilo y Metodio, Catalina de Siena, Brígida de Suecia.

Para que nadie ante ti, haga ningún papel, represente a ningún personaje, para que los demás, presenten y se representen lo que son y como son, sin engaños y sin mentiras, o al menos con los menos posibles… Paz y bien…
http://youtube.com/jmmcaminero © jmm caminero

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