No voy a narrar aquí el episodio “del plato de lentejas” en el Antiguo Testamento. Abran una pestaña de Internet y búsquenlo. Dicen, que uno de los errores de la Europa católica, es que sus fieles saben y conocen poco de La Biblia.
En la Europa calvinista y luterana y protestante no suele suceder tanto dicho fenómeno… Con lo cual, uno de los grandes libros –conjuntos de libros, dirían los entendidos-, esenciales de la humanidad, siguiendo a Goethe que dice que tenemos que leer y pensar la gran literatura universal, y, no solo la de nuestra lengua o cultura o sociedad o Estado.
Pues si no bebemos de unas fuentes, como es la Biblia, aunque seamos ateos o agnósticos o creyentes en otras religiones no cristianas o no judaicas, estamos perdiendo mucha interpretación y riqueza cultural del mundo y de nosotros mismos. Porque la Biblia, percibida, aunque solo sea como literatura es una gran fuente-mar-galaxia de conocimientos/experiencias/vivencias/historias/conceptos/ideas.
Percibo que todo el mundo, tiene la sensación o la idea o la herida, que en algún negocio o realidad de la vida, a cualquier nivel “ha puesto más de lo que le han dado”. Puede que sea a nivel del trabajo, ha estado toda la vida buscando un trabajo más en conformidad con su formación o títulos, y, no lo ha alcanzado. Ha estado toda la vida ofreciendo amor y amar, y, ha recibido más silencios y fracasos que éxitos.
Ha podido estimar y querer y amar más a las personas, en general, siguiendo normas del cristianismo, y, por el contrario, casi siempre ha sido pisoteado/a. En general, puede sentir que en muchos aspectos de su ser y de su estar, ha puesto a nivel de diez o veinte o cuarenta y ha recibido a nivel de tres o cinco.
Quizás, entre todos los análisis de la existencia, la fenomenología de la existencia, los existenciarios de Heidegger, o, las realidades existenciales y vivenciales, de las filosofías existencialistas ateas o no ateas, o de los personalismos cristianos o no cristianos.
Quizás, dentro de esas aglomeraciones de explicaciones de la realidad, de trozos de la realidad del hombre en relación a la humanidad o a la sociedad, y, viceversa, no se tiene en cuenta esta realidad, que se divide y tetrafurca, bifurca, trifurca, pentafurca o polifurca en una enorme cantidad de posibilidades, probabilidades. Todo el mundo siente, que en algún aspecto, ha sembrado mucho y ha recogido poco cereal, si, demasiada paja.
En estos meses, últimos años, me acerco a los videos expuestos en la galaxia de Internet, por la denominada Escuela de Filosofía del Ateneo Mercantil de Valencia, y, también, a la Fundación Gustavo Bueno, éste último con cientos de videos de filosofía y temas semejantes, de distinto tiempo y de distintos protagonismos.
Es cierto que existen otras Fundaciones de Filosofía, en nuestro lagar, como la Fundación Ortega en Madrid, la Fundación Unamuno, la Fundación Zubiri, la Fundación Polo…
Para comprender o entender, o, al menos, intentar entender-comprender algo del mundo, nos servimos de los saberes, con distinta metodología y distinta verificación, existen los siguientes: el científico, tecnológico, filosófico, artístico-estético, teológico-religioso, y, cultural –este último en sentido amplio-.
Por tanto, un ser humano, en la medida de lo posible, para comprender un dato o una realidad, debe saber, la explicación que cree o la que le dispensan, unos y otros, si está en el ámbito de las matemáticas, de la física, de la biología, de las ciencias naturales, de las ciencias sociales, de la tecnología o tecnociencia, de la filosofía, etc.
Usted hoy, oirá, y recibirá, multitud de ideas y conceptos y frases y palabras, con distinta finalidad, de distinto orden y forma y manera.
Usted tiene que averiguar si el enunciado que le indican es de corte filosófico o científico o artístico o teológico-religioso o, de la cultura o interpretación cultural popular del mundo… Y, según sea esa afirmación, así, debe sentir y percibir, si será admitida o no, qué método dispone o qué metodología, qué posibilidades de veracidad y de verdad, cómo se puede comprobar o no se puede comprobar… Y, según sea el grado de “verdad” según el método antes aplicado, así también, usted estará jugando en un campo o en otro, el nivel diríamos de verificación, que diría Popper, o de falsabilidad que diría Popper, por consecuencia que grado de opinión/doxa es dicha afirmación, o qué grado de demostrabilidad o qué grado de verdad o qué grado de falsedad…
Dicho de otro modo, “usted habrá vendido o comprado su plato de lentejas”, por un enunciado que será más comprobable o menos, más de opinión o de menos, más verosímil o menos, más demostrable o menos, más de creencia o de menos, con más o menos de veracidad o verosimilitud o demostrabilidad…
Usted, debe saber, cuándo acepta una afirmación o negación o enunciado o concepto o idea o dato o proposición en qué y a qué juego está jugando. Porque de ello, depende que usted afirme o niegue algo, realice un acto o no lo haga, crea en una idea o no, pienses en algo como verdad o como probable o como falso… Usted habrá vendido su plato de lentejas, por una cosa o por otra, por su primogenitura o por su no-primogenitura…
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