Hay de todas las clases de personas y personajes, del mundo de la sociedad, del mundo de la cultura, del mundo de la literatura, del mundo del arte, del mundo de la política, del mundo de la economía, de todos los mundos. Más a nivel nacional, menos en los artículos de provincias. En definitiva, casi todos los articulistas hablan de todos los personajes y personas. No me gusta utilizar el concepto de personaje, me gusta más el de persona.

Se describen ambientes, geografías, paisajes, se describen realidades o retratos de personas, sean sus características físicas, sea sus maneras morales, o al menos, como son vistas por los escritores y escribientes. Por cierto, la descripción que hace Cervantes de sí mismo, en El Quijote, parece ser, que era costumbre en aquella época, hacerse un retrato o un dibujo, en plancha y publicarlo con el libro, pero Cervantes, dicen que no tenía dinero para ese encargo, y se lo hizo con palabras.

Pero quién soy yo, me digo a mi mismo para valorar a un personaje, si lo describo físicamente, lo alabo o digo sus posibles maneras específicas de figura o materia exterior. Si lo describo por dentro, que conocimientos dispongo yo, de todas esas variables. Si, ni siquiera he tomado un café con esa persona, o lo describes por lo que dicen de ese ser humano, algunos medios, o, quizás, porque has tenido una mala experiencia le pones en la picota de una crucifixión con palabras, o, es tu amigo del alma, y, le narras como el paraíso venido a la tierra. O, por unas palabras que dicen que ha dicho, que quizás estén cortadas y fuera del contexto. O, qué…

Ya, ya es bastante difícil, al menos a/para mí, me resulta citar autores y autoras del pasado o del presente de la cultura y de la ciencia y de la filosofía y de las artes y… que tienen sus grandes luces, algunas son geniales, pero sus grandes sombras. Y, ando en la cuerda floja de las letras y palabras e imágenes y metáforas, para expresar algo que es/sea verdad, pero no fijarme demasiado en sus sombras y en sus negruras, porque eso, siendo verdad o veraz o verosímil, no puedes estar del todo acertado en el juicio, eso que lo juzgue Dios… Porque no es solo lo malo,  señor o señora, que usted y yo nos muramos, sino que el gran temor o la gran esperanza es que exista Juicio Particular, y, allí y ahí, se verá realmente lo que somos y hemos sido, y, posiblemente, también los demás lo verán de nosotros mismos…

Cuántos que han calumniado a otras personas, que les han cerrado caminos en la vida, se encontrarán que esas personas son inocentes, y, les has puesto y han puesto un sambenito que les ha condicionado toda su existencia. Aquella persona que creíamos santa y buena, era una gran pecadora, aquella que creíamos que era casi el infierno en la tierra, era una persona de grandísima buena voluntad, pero que jamás escuchaste su versión de la realidad, en el juicio de la tierra, solo se escucha una parte. Aquella persona que llevó sobre sus espaldas toneladas de sufrimiento, tú, no habrías sido capaz de soportar ni una décima parte…

Miras y remiras titulares de columnas de los grandes de esta lengua y este país, claro estás a los que tienes acceso, y, pocos no disponen de muchos nombres de personas y de autores, en los titulares o dentro de sus bocadillos de palabras, en sus textos con lechugas y aceitunas y jamón y queso y algún personaje o persona. Todos los hacemos, al menos dentro, para fijar una idea, muchos para dar una visión de su persona…

Pero hasta ahora, me encuentro, apenas toco temas de política, menos aún de personajes de la política, muy poco de personas y personajes de la cultura y de la sociedad o de la economía o de las artes o de… Pues yo mismo me cierro las puertas, porque eso es lo que gusta. Al final, todos los días, existen cadenas con más de una hora o dos, hablando de diversos personajes, que si se casan, que si se divorcian, que si una fotografía en la playa, que si una herencia, que si y que si no y que si sí… Y, así, algún articulista, notable columnista de opinión, no diré el nombre, dice, casi textualmente “es que un articulista es como un torero, no se entiende un torero que tenga miedo…”.

Bueno, pues si, hay toreros-escritores-columnistas que tienen miedo, si, existen muchos y muchas. Si. Y, no quieren problemas. Pueden decir lo mismo, o, quizás más radical y más profundamente, pero no citan nombres con apellidos. No dicen que fulanito de tal, de tal oficio o profesión, da conferencias acompañado de tres pares de piernas femeninas con menos ropa que los pingüinos en la mar. Lo más que indican, en algún artículo, si rozan este tema, es hablar de algo que nadie quiere oír y escuchar y nadie escribe.

Que aunque usted tenga libertad de vestirse como quiera, que quizás un poco de pudor y un poco de buena estática y estética sería necesaria… porque yo estoy pensando mañana salir a la calle, con una pata del pantalón que sea de color verde y otra de color violeta. Y, dentro de una semana, deseo salir a la calle, con un pantalón en el que una pata del pantalón esté cortada a la altura de la ingle, y, la otra, sea normal hasta los tobillos. Y, el mes siguiente voy a salir a la calle, con un pantalón, que en la parte trasera existirá un hueco y se percibirá por debajo los calzoncillos que tendrán las barras y las estrellas de USA. Y, al mes siguiente…

Esos escritores articulistas, como el que firma estas palabras, habla en general y abstracto, y, no de personas concretas, y, usted lector, aplíquelo a la persona-personaje que deseé. Por ejemplo, a usted mismo. Paz y bien y buena voluntad.

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