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Pasan los tiempos y pasan los prohombres

Por Jesús Millán Muñoz | Una nota que llega a una edad notable, no sólo porque le duelan las piernas o cualquier otra cosa de forma permanente pero soportable, o que le cueste ponerse los pantalones…

Sino que se da cuenta, que multitud de referencias intelectuales y artísticas y culturales y políticas y sociales y religiosas y mediáticas de su juventud y de su primera etapa adulta, ahora se van olvidando. No desaparecen del todo, pero ya queda rayana en el silencio o en un silencio que parece sólo los recordamos los de una época. Y, quizás, los que ahora se distinguen, aunque los conozcas pues no sabes utilizarlos, no quieres utilizarlos, no quieren nombrarlos, o no te atreves, quizás porque tu masa afectiva-conceptual, tus olas son de otro tiempo…

Citaré sólo a uno, Sartre y los existencialismos de todos los colores, en mi juventud y mi primera etapa adulta estaba en todas las sopas y en todos los libros y en todos los comentarios de periódicos. Y, ahora, noto que cada vez se va olvidando más. Ese dúo de Jean Paul Sartre y la mujer con su libro de la liberación de la mujer, Simone de Beauvoir. Esos recuerdos y esas entrevistas al gran santón del pensamiento europeo y francés, a ese exagerada persona en sus gestos, y, en su doble moral, según algunos, mucho de la liberación social, pero quizás, traspasado por un dolor de juventud, al quedarse huérfano demasiado joven, y, quizás eso de tantos intelectuales que buscan el bien mayoritario, pero no tratan bien a personas concretas –esto es un defecto intelectual, no lo olviden, tengan cuidado si se acercan a los grandes popes de todos los campos, que sus palabras son una cosa, y, sus actos, pueden que sean otros…-.

Se dice y decía Umbral, el maestro Umbral del articulismo, que Sartre añoraba el anonimato, cuándo se había pasado media vida, si no toda la vida, intentando influir en los demás, estar en todos los papeles, como cuándo en su última etapa vendía, algunos días al menos, un periódico radical por las calles de ParisSartre tenía una grave y gran herida, quizás como todas las personas, quizás Sartre tuvo la mala suerte de tener fama y notoriedad filosófica y literaria demasiado joven. Sartre fue Sartre durante décadas. Esta es la realidad. No me gusta criticar a nadie, menos voy a criticar a ningún pensador. Menos cuánto hemos aprendido tanto de ellos, a nivel intelectual y por influencia del ambiente…

Muchos, dicen o expresan, cuándo rallaba el siglo veintiuno, que sería el siglo de los “pueblos sin historia”, que tendrían un papel predominante. Nunca me ha gustado esas profecías culturales, medio religiosas y medio proféticas y medio políticas, que más se parecen a los antiguos profetas del Antiguo Testamentea Jeremías e Isaías y Ezequiel y Daniel y todos los demás, pero ahorra, en vez de hablar en Nombre del Altísimo, hablan en nombre de la justicia, la equidad, la solidaridad, la libertad y mil otras razones… No sé, no sé si los pueblos sin historia serán los protagonistas, porque lo primero que no sé, no entiendo muy bien, con qué matices se debe entender el concepto y frase y palabra de “pueblos sin historia”.

Tampoco sé muy bien, si va a triunfar en el actual pugilato que existe en el mundo, es decir, si existirán cuatro o cinco grandes focos continentales, que jugarán a las cartas, en situación semejante, cuatro o cinco continentes-poder que organizarán el mundo, o si seguirá siendo una potencia hegemónica, y, dentro de ser una, si será una de Occidente, o será una de Asia. No sé, lo que sucederá, porque cada uno tiene sus cartas: unos la tecnología-ciencia, otros la economía-política, aquellos la defensa-tecnología, otros la demografía, también la cultura y la religión. En fin, todos quieren tener la predominancia en todos. Algunos disponen de extensos territorios de herencias del pasado… Las picas están en alto y en Alto. Eso dicen. Y, tú, como sujeto de este mundo, intentas entender y entenderlo y comprender y comprenderlo. Intentas llevar, aunque sea solo un granito hacia la paz y Paz…

Tú, tú, no quieres influir en nadie, menos en ideologías o países o sociedades o Estados o culturas o metafísicas culturales, pero crees que la Paz Mundial, idea que viene del cristianismo y que recogió y adaptó Kantla Paz Perpetua, es el ideal. Y, que para eso, un Único Estado Mundial sería la solución, eso sí alcanzado en paz y en tolerancia y mutuo acuerdo. Porque tú, sabes que en la Edad Media de la Península Ibérica, con ocho o diez Reinos, no hubo siglo que no tuviesen enormes trifulcas, conflictos, desavenencias, etc.

Pero también sabes que para Un Estado Mundial, en paz y en tolerancia, todas las grandes culturas-civilizaciones-metafísicas tienen que hacer un enorme esfuerzo de saber vivir en paz entre ellas, también de someterse a situaciones de Ilustración, es decir, mirar sus principios a la luz del avance del saber y saberes ortodoxos…

Uno, uno se da cuenta, que pasan los tiempos, no sólo por los dolores que arrastra, ya permanentes, ni porque les cueste trabajo ponerse los pantalones, ni sólo porque ya no andan por la calle con tanta soltura, sino especialmente, porque aquellas banderas intelectuales de su primera etapa de la vida, nota que año tras año, primavera tras primavera se van citando menos, menos en todos los órganos oficiales y extraoficiales de la cultura, de la interpretación cultural del mundo… Por eso, por eso nota que cada vez está más entrando y entrándose en la Tercera Edad…

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