Dentro de la legalidad, yo desearía que también dentro de una moralidad mínima universal. Por tanto, cuándo alguien se mete en las letras y redes y cavernas de un texto, que se denomina de opinión, puede que el título le oriente, pero debe saber, que está introduciéndose en una selva de palabras, ideas, imágenes, conceptos, datos, argumentos, digresiones, parrafadas, conexiones e interconexiones múltiples…
Esa es la función del artículo de opinión –no hablamos del llamado anglosajón de datos o análisis-. No engañamos a nadie, porque ya sabe si se está introduciendo en una selva o en un desierto o en la mar o en un huracán. Sabe que el título puede que tenga que ver con lo que va a explicar dentro, o puede que solo refleje una frase en el interior del título. Es como esos bocadillos de antaño, que enseñaban el jamón fuera del pan, pero dentro del pan, existían demasiados huecos sin dicho manjar del cerdo. Al final, el cerdo es el símbolo de la Hispania desde antes de los romanos, junto con el toro.
Hay que cuidar en un artículo no mentir, no engañar. Es cosa difícil hoy, cuándo parece que existe la hiperinflación del engaño y la mentira, que se llama manipulación, de eso del manipulo romano, pero que ahora se han inventado otras palabras bulos o fango, pero que es siempre la misma historia. Porque una cosa es el error, y, el error lo comete todo el mundo, pero cuando el error va acompañado de quién lo dice, sabe que es un error o medio error, entonces es error más mentira, engaño y manipulación verbal. ¡Y, eso sucede también en las comunidades de vecinos, en los trabajos, en las escuelas, entre amistades, entre…, no solo en el orbe político!
Me he encontrado con un artículo del maestro del periodismo columnista, que se llama/llamó Francisco Umbral, fechado el 17 de enero del 2007, es decir, seis meses y algo más antes de su tránsito, que se titula: El pícaro, publicado en El Mundo. Y, Umbral, como Ruano, como tantos otros, nos hablan de mil cosas en una, y, en una nos hace árboles arborescentes de mil. Pero qué hacen todos los que se dedican a la escritura, que es una rama de las Humanidades. Lo que hacen es simple y llanamente, intentar avanzar un poco el conocimiento verdadero con palabras, no con fórmulas matemáticas… Deberíamos valorarlos más. Porque están intentando, damos por sentado en todos, buscar verdades que pueden ayudarte a ti, a que vivas mejor, por lo menos ten la prudencia y el respeto de no engañarlos tú a ellos.
¿Qué es un actor/actriz? Pues existen dos grupos, uno, los que son profesionales y viven de ello o desean vivir y existir dentro de dicho círculo profesión. Y, existe un segundo grupo, que somos todos los demás, que no somos actores/actrices profesionales, pero estamos representando toda la vida un papel. Esta es la cuestión. Cuándo no, representamos tres o cuatro o cinco. Según épocas y edades. Dicen algunos, que hoy, saber ser buen actor, al menos de esta segunda clase abre muchas puertas… y, muchos sufrimientos en otros…
Pero nosotros, al menos, deseamos continuar, en el equipo, de los que dicen “que sí es sí, y, que no es no, y de lo que no podemos hablar, nos callamos”, una mezcla de Wittgenstein y los Cuatro Evangelios del Nazareno. Es decir, existen personas todavía que desean que la veracidad y la verdad sigan existiendo y predominando, porque esta es la fuente de muchos bienes –bienes útiles e instrumentales, bienes morales y éticos, bienes espirituales-. Ya, sé que he utilizado la palabra mágica, para que usted deje de leer este artículo –espiritualidad-.
Pero hemos indicado, al principio, que un artículo es como lanzarse al mar o meterse en una selva, no sabes lo que te vas a encontrar. Y, aquí, aunque usted no lo crea, estamos hablando de usted. Si, usted es el protagonista. ¿Usted es un pícaro o no lo es? ¿Es un pícaro con usted mismo o con los otros? ¿Para conseguir un fin, sea el que sea, utiliza todos los artilugios para engañar, mentir, manipular, o medio mentir y medio engañar, medio verdades y medio mentiras…? ¿Tiene usted el valor de hacerse esta pregunta…?
Evidentemente, estamos en tiempo de relativismos moral, por lo tanto, es el mejor tiempo para los manipuladores y engañadores, porque siempre tendrán una excusa para manipular a sí mismo y a otros. Para conseguir sus fines, da lo mismo, los medios o instrumentos que realicen.
La cuestión y terminamos, porque bastante duro es ya esta columna periodística, para usted, y para mí: ¿Es usted un pícaro, aunque usted todavía no lo sepa, no el pícaro del Lazarillo de Tormes, sino el Pícaro de las postverdad, con mono azul o con corbata y traje…? ¡Porque el concepto de pícaro también evoluciona y progresa…! ¿Tiene usted el valor de hacerse esta pregunta…? ¡Paz y bien…!
http://articulosperiodisticosjmm.blogspot.com.es © jmm caminero