Los medios de comunicación se han elevado a potencias jamás soñadas, Internet ha reventado los muros de la información. Puede que toda noticia o dato o concepto o idea o argumento, no sea cierto o no sea verdadero, pero el ser humano está rodeado de miles de canales de información, reales y potenciales para ser abiertos –libros, periódicos, radios, televisiones, canales de Internet, Internet en todos los modos o maneras, los móviles que envían y expulsan cientos de informaciones cada día a y en cada uno…-. Y, combinaciones de todos esos medios…
No es que la lectura esté o está en crisis, que puede estarlo, porque habría que mirar la relación aumento demográfico con el consumo de lectura, si en proporción ha aumentado más o menos. Sino que un ser humano tiene un tiempo limitado y espacio limitado para leer, y, por tanto, cómo tiene y dispone de muchos canales, pues ese tiempo lo tiene que repartir, entre leer y oír y escuchar y ver… la información ha aumentado, y, esa información expresada en cientos de canales potenciales, hay que repartírsela… antes existían, los libros y los periódicos, y, de esos se nutrían las personas, pongamos el caso, en el siglo XIX, después se fue inventado la radio, y fue otra competencia, después, la televisión y fue otra competencia, y, después, hace unos lustros, Internet, y, es la gran competencia…
Un ser humano, no puede consumir tanta información que le llega, le llega de mil modos, un ser humano, sea el oficio que sea, tiene que estar puesto a la última de su profesión, por tanto, tiene que dedicar un tiempo a recibir información y documentación en su vocación o profesión. Y, después, tiene que dedicar otro tiempo, al resto de cuestiones sociales y culturales y económicas y políticas, porque al menos, tiene que estar con un conocimiento mínimo de todos esos mundos dispares e interrelacionados… Y, por tanto, el tiempo de cada día, es limitado, la información es ingente, casi como el número de galaxias y estrellas existentes en el universo…
Hoy, vemos por las calles, como las personas, la mitad de las que te cruzas, están con el teléfono móvil o celular, como ustedes quieran denominarlo. ¿Qué hacen? Emiten información y reciben información, de mil temas, de mil fuentes. Es más, hoy se ha vuelto a la escritura, cuándo hace unos lustros, apenas se escribía, salvo un tanto por ciento de la población, hoy de momento, todo el mundo va escribiendo, con una velocidad enorme, incluso andando y caminando, enviando y contestando mensajes, textos, palabras, frases, ideas, imágenes, sonidos, enlaces…
A veces, me parece que estamos en una situación semejante, semejante psicológicamente, a los grafitis, encuentras las ciudades llenas de grafitis, casi todos semejantes, salvo excepciones, y, se muestra en ellos, un enorme deseo de personalidad, de tener un lugar bajo el sol, de decir que estoy aquí, que soy una persona, que deseo tener un lugar en el mundo. No sé cuántas otras razones… Pues eso, nos ocurre ahora con la lectura y la recepción de la lectura, todo el mundo puede emitir mensajes y recibir mensajes, sea en un formato o sea en otro, sea en un lenguaje o sea en otro, sea de una temática o de otra, sea de un género o de otro… ahí, tenemos cientos de miles, de millones de personas con redes sociales, con canales, que emiten sonidos, palabras, imágenes, ideas, conceptos, y, todo lo que legal sea posible…
Creo que nunca se ha leído y se ha escuchado y se ha visto tanta información, de mayor o menor nivel cultural o de contenido como ahora. Nunca, en la historia, cualquier persona puede oír las grandes composiciones musicales en su casa, sea cual sea su estrato social o económico o cultural o viva o exista donde sea… hace unos siglos, las composiciones musicales, solo podrían escucharla la nobleza y los potentados, y, no todos, y, el pueblo en acontecimientos especiales, especialmente en los templos sagrados –de ahí, la enorme importancia de la música en los países luteranos, y de la imagen visual, en los países católicos y de las iglesias ortodoxas…-.
Pero hoy, cualquier persona puede oír, otra cosa es que quiera, otra cosa es que tenga la suficiente formación musical, otra cosa es que tenga suficiente tiempo, cualquier persona de camino al trabajo o tumbado bajo el sol de la arena de agosto, puede escuchar el misterio y el enigma de Beethoven, Mozart, Bach, Vivaldi, y, tantos otros…
Lo mismo aplicado a lecturas, libros, investigaciones, artículos académicos… Hoy, existe una producción ingente cultural. Tan ingente que quizás, tengamos al lado nuestro, obras y figuras de primer nombre y renombre, que viven y existen en el silencio de lo inédito y de lo anonimato… Porque tanta cantidad de producción cultural existe en Internet, que es tan fácil que se pierda y se olvide o que duerma en el silencio de los bits electrónicos…
Hoy, creo que se lee mucho, se escribe mucho, se escucha mucho, se percibe y se visualiza mucho… Porque Internet ha cambiado el mundo, y, la Inteligencia Artificial lo cambiará aún más, incluso en la producción cultural. Y, la informática cuántica cuándo sea una realidad, será de existir, la gran revolución de las ideas y de los conceptos y de las percepciones. Con esta realidad, si se produce, habrá empezado otro mundo, empezará otro mundo, que no podemos imaginar hoy. O, al menos, no este escribiente, ni este escribidor, ni este plumífero…
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