No sé si existen estudios sobre estas cuestiones, sobre las averías de los coches sí, vehículos y camiones, incluso por marcas, y, cuáles son las más frecuentes. Hoy, en Internet, cualquier pareja de ojos puede ver los datos. Pero las decenas de averías en los senos domésticos, desde la rotura de un grifo, hasta una persiana, y, mil otras cosas posibles, que pueden tener un carácter leve, mediano, grave o muy grave. E, incluso pueden intervenir las compañías de seguros, que tendrán datos, multitud de datos acumulados durante décadas.
Un milagro de Internet, un cambio es que todo se puede cuantificar. De la noche a la mañana, todo puede estar cuantificado. Y, si está cuantificado una masa de datos ingente se pueden crear patrones y pautas de comportamiento. Y, alguien, individuo o colectivo, puede deducir e inducir realidades humanas, no solo económicas, sino sociales, antropológicas, políticas. Hoy, los datos son la gran mina de tesoros que se ha descubierto. Hoy, se puede tener tanto conocimiento de territorios enteros, donde habitan millones de personas.
Como en todo, existen distintas dimensiones, una la económica, si intervienen empresas, sean diríamos empresas o sociedades anónimas, o sean personas particulares con sus negocios concretos. Pero también, interviene la persona privada o negocio privado que le acontece la realidad de la rotura, avería, pequeño o mediano accidente material –no entremos en accidentes personales-. Y, que le produce desequilibrios en sus horarios, en la rutina de su trabajo, y, muchas veces, en su situación económica, según quién vaya a pagarla. Los Seguros en estas cuestiones son esenciales. Pero no todo pasa por esos labios y bocas y sujetos, muchos, los particulares, tienen que buscar alguien que lo haga. Y, aquí, ya se abre otras posibilidades. Avisan de excesos, por indicarlo, con palabra suave.
Las averías, que pueden ser en todo tipo de realidades humanas, hemos indicado los dos grupos: los vehículos, las casas familiares, pero incluso sobre la sepultura, que adquirió tu familia, hace equis tiempo, décadas pongamos que hay que arreglarla, y, aunque tengas una “propiedad de uso durante equis tiempo”, mientras que permanezca tienes la obligación de arreglarla-apañarla-adecentarla… -Me gustaría saber si existen estadísticas de accidentales personales en cementerios del país-. Por tanto también hay que buscar un “sanitario del mármol por lo general de la lápida” – palabra que deriva del latín lapis-lapidis, piedra-. No crean que sepa latín, que ni siquiera llega a nivel de conocedor de aquellas instrucciones educativas en la adolescencia. Seamos articulistas sinceros…
Pero si nos fijamos bien, nuestro pequeño mundo humano, está rodeado de averías y roturas y pequeños accidentes que nos acongojan o nos preocupan o nos ocupan o hay que arreglarlos sin remedio. Ya hemos mencionado dos grande campos, y, uno pequeño, que puede darse raramente en el tiempo y en la ocasión. Pero si nos fijásemos bien, también existen averías colectivas o de grupo, el pueblo o aldea o ciudad, también está en una permanente avería, se destruye o rompe, una red eléctrica, o del agua, o existe un accidente de tráfico y se rompe una valla, o, mil otras cosas.
Incluso, las responsabilidades del Estado, en sus obligaciones: carreteras, aeropuertos, puertos, embalses, etc. –a veces, con consecuencias imprevisibles, si existe una potencial rotura de agua de un embalse las consecuencias, si existe una gran tormenta, quién carga con la responsabilidad de soltar mucho agua del embalse para que no se destruya, si se crea una catástrofe en un territorio debido a mil razones, naturales combinadas con deficiencias humanas…-.
Podríamos haber empezado este tema del artículo, de forma más literaria o menos, al estilo de los que nos han precedido, sea Camba, Ruano, Alcántara, Umbral, Plà, Cunqueiro, Pemán, Campmany, A. Burgos y un largo etcétera… La verdad, es que según su época y su tiempo, habrían empezado la columna periodística de opinión de distinto modo. Posiblemente, habrían indicado, sea un dato verdad o literario: El otro día, reventó una tubería interna de mi domicilio. Las paredes se llenaron de agua, tuve que llamar al seguro. Y, la realidad es que como afectaba a dos pisos, uno al lado del otro. Primero, vino el de uno, que responsabilizó al otro domicilio, luego se avino el segundo, e, indicó que era el primero. Al final, todo se dilucidó… Después, podríamos contar y narrar las aventuras de las compañías y de los responsables… En fin, toda una narración y un cuento y un relato, que no es la Guerra de Troya de Homero, pero que a veces, parece que se acerca mucho….
Este es un tipo de información y noticia, que le ocurre, a toda persona, algunas veces, en la vida y en la existencia. Es la complejidad del mundo en que vivimos. Quizás, si las tuberías, lo hemos pensado muchas veces, como en el Museo Centro de Arte Contemporáneo Pompidou, de Paris, fuesen o estuviesen por el exterior, tapadas de forma sencilla, quizás, en el techo, doble techo de forma simple, no habría que levantar paredes o suelos. Todo sería más sencillo, más simple, más económico, y, con menos tiempos para la cura del cemento, del acero, del hierro, de la ventana, del cristal, de la llave, de…
En fin, podríamos darle vuelta a una realidad cotidiana, que forma parte de todos los seres vivos, de las grandes empresas y de los núcleos familiares. No, es un gran tema de dirección de la sociedad y el Estado, pero a todos, ocupa y preocupa un tiempo de su existencia, que en cierto modo, es limitada. En fin, exigimos y esperamos que todos los que participan en cualquier realidad de este tipo o de otro, no disminuya la moralidad, no se equivoque al cliente, y, el cliente, el de la avería o rotura, trate de forma correcta, a la persona que le va a arreglar ese bien material que necesita para continuar viviendo y sobreviviendo… el vehículo, algo de su domicilio familiar, algo de tantas realidades que surgen en el corazón humano mezclado con realidades materiales…
No solo somos carne y mente-cerebro y alma-espíritu, sino también somos estructuras materiales que nos rodean y que forman parte de nuestras vidas y existencias y vivencias. No podemos vivir sin techo y sin cobijo, desde la prehistoria lo sabemos, quizás desde antes… Paz y bien.
http://www.facebook.com/cuadernossoliloquiosjmm © jmm caminero