Fotógrafos de la Vida Diaria.
Se podría indicar, que la fotografía en el siglo veinte, tuvo una serie de revoluciones técnicas y tecnológicas, que se han ido acumulando hasta llegar a la última, la famosa fotografía digital, pero antes ha ido pasando por la invención del rollo, el original y negativo en rollo, que terminó en la mitología de la Leyca, y, después, una serie de pasos intermedios hasta arribar al puerto de la foto digital, y, en estos últimos años, la fotografía por móvil –que puede tener más calidad y precisión que muchas cámaras de hace cinco décadas-.
No podemos negar, que ya en blanco y negro se llegara a niveles de fotografía artística y documental, de un alto nivel y grado de calidad, “el instante o momento decisivo” de Cartier-Bresson, que multitud de otros fotógrafos han copiado, matizado, interpretado, evolucionado.
Hasta llegar a la famosa “fotografía de la calle”, en la cual, como toda potencia económica acaba destacando culturalmente, ejemplo, Norteamérica, especialmente en Nuevas York florecieron fotógrafos de gran calibre en esta temática, como Meyorowitz, Winogrand que realizó dicen que cientos de miles de fotos, Robert Frank, etc.
Eggleston, Parr, Shore.
Diríamos que hace unas décadas, una serie de fotógrafos, hicieron la revolución del color. Cuándo la tecnología lo permitió empezaron a intentar fotografiar, documentar y construir arte con el color, con las fotografías de color, uniendo en cuanto arte-documentación, la vida diaria o rutinaria o cotidiana y el color, y, además, no siendo solo documentos de la vida normal, sino muchas de sus obras, verdaderas obras de arte, que han terminado estando y siendo en los grandes museos, entre otros, todavía en activo, pero ya con una cierta edad, estarían los tres que mencionamos en la cabecera: Eggleston, Parr, Shore. También entre otros Nan Goldin, Ryan McGinley, Richardson…
Pero estarían otros como Friedlander, Vivian Maier, -casi todo en blanco y negro, la fotógrafa desconocida que solo por azar se volvió a recuperar, la niñera-fotógrafa genial-, Walker Evans como precursor y fotógrafo en blanco y negro, que a su vez, como abuelo de la fotografía de este tipo, Atget en Paris. Etc.
El siglo veinte en el que la democracia fue el sistema que en casi todo Occidente fue el que tuvo la hegemonía de la organización sociopolítica –sin negar las diferencias entre diversas clases de sistemas democráticos-. Con lo cual, la idea del valor del pueblo, del valor del individuo en sí mismo y de la dignidad de la persona y del valor de la persona en la sociedad acabó siendo una de las ideas motoras de la historia reciente.
Con y por lo cual era normal y justo y consecuente que todas las artes, en concreto la fotografía empezasen a valorar y revalorizar y fotografiar, con el doble rasero de documento-testimonio y de arte, la vida de la calle, la vida cotidiana, los objetos comunes y normales y rutinarios… Y, por tanto, con ello, el color, porque las cosas y los entes tienen color en la realidad y en lo real. Las cosas no son en blancas y negras y grises…
Preguntas y cuestiones.
Según la bodega de datos de Internet indica que se han podido tomar al menos, cuatrocientos billones de fotografías digitales en el mundo, a fecha del 2017.
Con lo cual, es obvio y evidente, que muchas de ellas, o se envían de forma privada o se muestran por todas las redes sociales, con abertura pública o privada.
¿Una de las cuestiones es hoy, como se seleccionan las fotografías que puedan tener valor documental y valor artístico, y, a qué fotógrafos y fotógrafas se le otorga, diríamos ese valor o ese sello de documento y arte o de documento-arte o de arte-documento…?
Cómo siempre nos encontramos en el grave problema del arte y de todas las artes, como se selecciona las obras y autores y autoras, que se consideran por la comunidad especializada como obras de arte. Cómo se llega a qué personas se le cataloga de ese modo o de esa manera…
Dirán algunos, que existen mares de peces fotógrafos de aficionados, y, después, una selección de profesionales, y, al final, unos cientos de nombres por cada generación, considerados grandes fotógrafos…
¿Pero existe una segunda cuestión…? ¿Cómo y quién conserva las fotografías del hoy, que puedan ser representativas para y en el futuro…?
¿Cuántas Vivian Maier, se podrán estar perdiendo, porque en tal cantidad de material, cómo se puede distinguir que alguna obra genial o maestra en el arte de la fotografía no se pierda…?
¿En Arte o Artes, no se puede decir, aquello que contestó Einstein, “no tienen que firmar unas decenas de físicos y matemáticos alemanas que mis ecuaciones son falsas, solo que uno lo demuestre…”? ¡En arte, Arte, Artes no se puede decir esto…!
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