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Doble o triple tabla de medir y Alejandro Sawa

Por Jesús Millán Muñoz

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Por Jesús Millán Muñoz | El mundo humano es un misterio, todo evoluciona, también la mente y conciencia de las personas, pero cuándo existen dos o tres tablas de medir, según conviene, es otra realidad…

Existe una lucha eterna entre la coherencia y el cambio. Cuándo una persona equis, puede y debe ir cambiando, porque la realidad va modificándose, los conceptos e ideas también, y, por tanto es natural, es aquello de Savater, que citaba a un escritor francés, no recuerdo cual, que tenía la cabeza redonda, es ovoide, para así dar vueltas las ideas, e ir cambiando y evolucionando y progresando y…

Pero una cosa es esto, la evolución natural de los hechos y de las ideas, y, por tanto mantenerse siempre en un flujo de ideas y conceptos y prácticas que se piensan son ciertas y verdaderas, pero que también pueden ir evolucionando por el cambio de realidades. Y, otra, la persona que dispone de dos o tres barajas de cartas, y, utiliza todas, todas según les conviene. Si le conviene la legalidad y la moralidad y la verdad, pone encima de la mesa la legalidad y la moralidad y la verdad, pero si en un tema le interesa otros parámetros y otros cambios y otras realidades, pues sitúa otras cartas. Estos algunos lo denominan hipocresía.

Nadie es absolutamente coherente, quizás nadie deba serlo, porque eso permite, siempre que la incoherencia sea pequeña, eso permite ir evolucionando. O, dicho de otro modo, alguien puede tener principios inamovibles, o cree que son ciertos y verdaderos, pero después existen cientos de situaciones concretas, que pueden modificar la realidad. O, después existen, cientos de situaciones que uno, la persona en concreto no sabe como aplicar esos principios generales, a esa cuestión concreta. O, vienen cuestiones externas o pasiones internas que les superan, o, mil otras cosas… O, puede aceptar sus deficiencias de actos, pero su coherencia de conciencia interna. Pero en fin, el equilibrio entre el corazón y la mente y los actos es el idea….

O, puede ser, que esa persona a la que afecta esos principios, está tan unida afectivamente al sujeto que tiene que juzgar, que digamos es más piadoso y misericordioso con esa persona. No comprende usted, no entiende usted lo que le estoy diciendo, porque le estoy hablando con mucha abstracción. Es sencillo y fácil, pongamos un ejemplo, en mi juventud, muchas personas se reían y criticaban determinadas posturas sexuales de otras personas. Otros o algunos no estaban de acuerdo, pero no se metían con esas personas. Otras si lo hacían y con poca piedad, pero pasan las décadas, y, ahora dentro de su seno, tienen un nieto o una nieta de esa condición o característica. Ahora qué, ahora qué podría decir el canto chulapo madrileño…

Por eso, dónde están los principios, y, aquella frase semiteológica, se juzga al “pecado o al mal”, y se tiene misericordia con el “pecador”. Dónde la hipocresía, y, donde el engaño y la mentira y la manipulación. Dónde aquello que ves la paja del otro, y, no percibes la viga tuya o de tus cercanos. O, aquello que exiges al otro, un peso y carga tan enorme, que lo sufra y lo padezca, y, tú, no serías capaz de soportar un diez por ciento, y, dónde para mí lo ancho y para ti, lo estrecho, la ley del embudo, refrán y axioma popular, y, tantas otras cosas…

En este recuerdo por el articulismo hispánico, nos encontramos con un personaje trágico, en muchos sentidos, Alejandro Sawa Martínez (1862-1909), nacido en una familia, en la cual otros dos hermanos suyos también fueron escritores y periodistas, Enrique y Miguel. Un escritor Alejandro Sawa que como todo escritor es un conjunto de espejos, un laberinto de espejos, un caleidoscopio de espejos, y, como todo escribiente no tiene que estar usted de acuerdo, ni este escribano de acuerdo con todas sus aptitudes y actitudes psicomorales, ni todos sus escritos. Pero esa es la función del arte, nos muestra, trozos de realidades, igual que en la biología, existen especies de millones de seres vivientes diferentes y distintos. Y, todo el conjunto forma y forman la Naturaleza.

Un escritor que no aprendió la lección de Cervantes, se puede ser un genial escritor y ser soldado, ser captador de impuestos, ser espía, ser… Es decir, aprendamos la lección, todos los escritores o artistas que quieran ser, “tengan otro oficio y el de su arte”. No apuesten todo a su arte. No, no lo hagan…

Dentro de la Naturaleza Social y Cultural, están los individuos que se dedican a esos oficios de las artes, y, cada uno, quiéralo sí o no, es distinto. Alejandro Sawa es una variante, y, es un ejemplo. Es cierto que toda persona, toda persona, sea escritor o artista o músico o filósofo debe buscar la realidad-verdad, la realidad-bien, la realidad-bondad, y, algo de realidad-belleza. Ese es el fin de las artes. Pero claro está, los humanos somos humanos, con virtudes y desvirtudes.

En el caso de Alejandro Sawa nos hemos encontrado con un artículo titulado Fariseísmo, publicado el 27 de enero de 1908, en El Lunes de El Imparcial. Creo que el concepto de fariseísmo en Sawa, en este artículo, es más bien hipocresía, hipocresismo. Pero en toda la riqueza de los idiomas, pues van evolucionando y hay matices. De todas formas la crítica exegética de estas décadas sobre la Biblia, el concepto de fariseo, se está limpiando, de alguna manera, ese movimiento religioso o interpretación teológica bíblica de hace dos milenios, parece no tenía tanta connotación negativa, o disponía de otras positivas…

Siempre está la lucha eterna de los pensamientos-ideas y los actos-prácticas. Es difícil, encontrar personas, o quizás no lo sean tanto, pero nunca pasan el filtro de los papeles, quizás, quizás vivan vidas normales y rutinarias y, nadie se fija en ellas. Y, esas personas son coherentes, con sus propios defectos y sus limitaciones y debilidades…

Hay que juzgar con prudencia, hay que juzgar con misericordia y piedad, incluso a uno mismo. Hay que juzgar con racionalidad y prudencia y escuchando todas las voces. No se puede ser parte y juez y fiscal y actuante. O quizás, no haya que juzgar –pero entonces como distinguir el bien del no-bien, la verdad de la no-verdad, la bondad de la no-bondad-, o qué… Son temas enormemente complejos para mis conocimientos, mi mente y mi voluntad. Usted, debería leer a Alejandro Sawa, al menos sus artículos. Esa persona que llevó una vida trágica, según mi parecer.

http://www.facebook.com/cuadernossoliloquiosjmm  © jmm caminero

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