Por Jesús Millán Muñoz | Hablemos hoy, un poco de los editores, que son los directores de la música de las letras-literarias. El mundo del libro no se puede entender sin ellos y sin ellas. Son esenciales.
Debo confesar que en los oficios de la cultura literaria, existen distintos oficios y profesiones, una es la de los autores-as, pero otro es de los editores, críticos, profesores de universidad, directores de revistas, lectores-as, etc. Todos son esenciales. No se toca la novena sinfonía, ni hoy, ni ayer, sin una multitud de oficios y de profesiones. En unas artes se llaman gestores o productores o editores, pero es en esencia la misma, ponen un trabajo y esfuerzo y dinero de inversión, incentivan o publican o promocionan un producto cultural, y, esperan unos beneficios, porque si no los tienen, se tienen que cerrar las ventanas e irse a sus casas…
No soy de los autores que critiquen a los editores. En este oficio del escribir literario, o si se quiere del pintar arte o artes, siempre hay mucha crítica hacia editores, marchantes, galeristas… no es mi caso. Creo que las personas invierten un tiempo y un dinero para obtener un beneficio para poder comprar aceitunas y judías y si es posible caviar. Ese es el sueño de todo y de todos. También el que pinta o el que escribe o el que hace música o compone teorías filosóficas o conceptos, lo hace por la misma razón, aunque no la única razón-causa-motivo, también existen otras… El mundo es así, si un león caza diez veces, y, solo obtiene una vez una presa, sobrevive, si caza treinta veces, y, no obtiene nada, pues fallece. Es la ley de la naturaleza. Nosotros los humanos al ser más racionales y morales, esperemos y esperamos, si alguien fracasa en un oficio cambia a otro…
No critico a los editores, reitero la afirmación. Aunque he escrito cientos de cartas, esperando que alguien me publique una parte de mis escritos, por carta postal o por correo electrónico y he enviado a miles, sin exagerar, trozos de los escritos, a veces, muy grandes, varios miles de páginas en sistemas electrónicos. He escrito y llamado a muchas puertas, a mí, siempre se me han cerrado, incluso a día de hoy, no encuentro una revista cultural o literaria o filosófica o pictórica que quiera hacer una reseña o informe, -aunque sea de diez líneas, salvo alguna excepción-, de algo de lo que he producido. Por tanto, sé de lo que estoy hablando. He estado llamando a las puertas, más de cuatro décadas. Y, siempre las persianas nunca se han levantado. Esta es la realidad, y, hay que vivir con lo real y la realidad. Y, ésta es mi realidad. Puede que no tenga talento, ni ingenio, ni creatividad, ni conocimientos suficientes, ni suficiente oririginalidad, y, todos los valores y vectores de la cultura…
Pero si creo, que la situación de los autores y creadores –no me gusta la palabra creador, es demasiado ambiciosa-grandilocuente-soberbia, creo que la de autores y autoras encaja con todas las artes y todos los saberes-. Pero si creo, decía y repito, que este mundo de la cultura está en una situación muy parecida a la de los proletarios del siglo diecinueve. Si creo, que las Administraciones Públicas y las Entidades Privadas que se ocupan de estos temas, deberían estudiar como racionalizar más y mejor esta realidad, lo de la cultura, la autoría cultural…
La realidad es que en cada campo o sector o área existen cientos que jamás tendrán, ni tendremos un lugar en la cultura, o lo tendrán muy pequeño. Esta es la realidad y esto es lo real. Uno, de cada cien ocupará/ocupa un lugar, uno de cada quinientos ocupa un lugar, uno de cada mil ocupa un lugar, según el sector o la disciplina o el saber o el arte, o, incluso el lugar donde residas. Esta es la realidad, el resto algunos medio viven, compatibilizándolo con otros oficios colaterales, y, el resto se pierden sus trabajos y sus obras… esta es la cuestión…
He reivindicado solo una medida. De muchas que podrían surgir sólo una. Es decir, existan Archivos Nacionales y Regionales, que cada persona que se dedica a una actividad envía un dossier, de una o dos páginas, mostrando algo de su curriculum, y, algo de sus obras, y, algunos enlaces. Y, así, la industria cultural si desea nuevos autores, vaya a esos mares a buscar los peces que les interesen. Creo que eso sería racional y moral y eficiente. No como ahora, que alguien con sus dossier de pintura, o su dossier de literatura o su libro lo va enviando a decenas de editores, decenas de concursos, decenas de personas, decenas de otros autores… y, al final, solo el uno por cien tienen cierta aceptación.. Se gasta más en irlo presentando a unos entes y personas y a otras, que si se publica o se hace una exposición…
Qué sucedería con esto. Pues sería sencillo y fácil, todas las personas interesados en un campo, podrían ver los Archivos y Directorios de esa faceta o área, que existen en su provincia, localidad, región o nación. Habría cien o mil poetas, cien o mil pintores, cien o mil filósofos, cien o mil… y, con esos datos, sí con esos datos, todos los oficios de la cultura, podrían sacar y entresacar, artículos, antologías, exposiciones, libros, tesis doctorales, TFG… y, los autores y autoras, sólo tendrían que ir actualizando esos dossier, de dos o tres páginas como máximo. Y, continuar haciendo…
Bueno en este viaje por el articulismo que voy haciendo y rehaciendo, me he encontrado con uno de Lorenzo Silva, Lorenzo Manuel Silva Amador, notable escritor y notable articulista, titulado, Cuando un editor se va, del año 2018-2019, que nos habla, como todos los columnistas de cientos de temas y cientos de cuestiones… ¡En fin… usted que dice o qué piensa sobre esta cuestión y sobre este mundo…!
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