El notable articulista César Calderón, publica en TheObjetive, del día 22 de agosto del 2022 un artículo titulado: Carta a un joven columnista, que entre otros buenos y sabios consejos, a mi modo de ver, expresa que no utilice, reinterpretándolo/reparafraseándolo, el ácido y la herida y la sangre, ni el insulto, “ni la brocha gorda”, y, también habla, si es que lo he entendido bien, del peligro de la polarización.
Si alguien lee mis modestas columnas, sabe que estoy haciendo un recorrido por el articulismo de la Península Ibérica, de estos dos siglos, comentando nombres y autores, comentando artículos concretos de esas firmas, de ayer y de hoy. En todos los casos, no puedo indicarlo, en cada columna que escriba, es un homenaje a dichas personas que cito.
Con lo cual nadie piense otra realidad… Pero en este tema, que personalmente, reflexiono mucho en estos últimos años, por varias razones, porque “soy un modesto articulista, aunque no joven, ni podría indicar nuevo, porque toda la vida he deseado hacerlo y realizarlo, pero en la etapa del periodismo en papel, siempre se me cerraron, durante décadas los portones a esta plaza de toros…”. He sido durante décadas un maletilla sin toro y sin plaza donde torear…
Opino que existe, por clasificar, porque los humanos taxonomizamos siempre, un periodismo profesional, dividido en dos subgrupos, los que reciben dividendos económicos, en mayor o menor escala, los que son profesionales, ya que redactan textos columnisticos, de forma seriada y temporal fija, al menos, uno a la semana, y, esto lo llevan haciendo no solo meses, sino años o lustros o décadas –y, estos no reciben ningún dinar-dinero para su hucha particular-.
Después, pueden existir un enorme grupo de personas, que redactan algún artículo, digamos con una frecuencia mensual o de vez en cuando –que por tanto, pueden ser escritores o escribientes o, estar en distinta situación-. Un conocido, real o imaginario, de carne o abstracto, siempre dice, bueno, existe otra categoría, cuando se habla de esto, “de aquellos, especialmente, en el ramo de la política, que a semejanza que les escriben los discursos, también lo hacen con artículos periodísticos que ellos firman, y, que supongo añadirán algunos matices o palabras o conceptos…-.
Bueno, pues todas las personas, que comen son comedores, todas las personas que publican una columna, aunque sea de vez en cuando, son columnistas, aunque diríamos situados en este terreno en distintas fases y etapas y dimensiones y horizontes.
Pero existe un problema, que lo he citado muchas veces, ¿nadie sabe cuántos articulistas y columnistas pueden existir…? ¿Si existen al menos mil periódicos en papel y, sobretodo digitales, en distinto grado de audiencia o nivel o cantidad o fuerza o economía o prestigio o extensión territorial? ¿Pongamos por caso de media que cada uno tenga entre cinco y diez columnistas… -ya sabemos que los nacionales, tienen varias decenas-? Por tanto, tendríamos una cifra entre cinco y diez mil columnsitas vivos y vivientes, rellenando hojas, cada generación o en estos momentos…
En segundo lugar, existe un sistema, mejor o peor, el ojeo en el futbol y en el deporte, que los ojeadores, expertos saboreadores de potenciales figuras internacionales, van buscando por las canchas de tercera o quinta o juveniles, para encontrar alguna gema semiolvidada. ¿Pero como se selecciona los columnistas en las grandes cabeceras nacionales o regionales o en los grupos de comunicación…?
Volvemos al tema anterior, si no se conocen, cuántos existen, no hay una manera fácil y sencilla de encontrar cuales son/están/existen/hacen/respiran, y, enseguida encontrar una ficha mínima, y enlaces a sus artículos y curriculum y biografía y vitagrafía, podríamos indicar.
Siempre los jugadores del columnismo de quinta categoría, nunca, en la práctica, es difícil lleguen a jugar en equipos de tercera, menos de primera, porque nadie que busca o que ojee o que necesite algún nuevo nombre, nunca los encontrará… Quizás, en tanta irracionalidad y arracionalidad que existe/exista en el mundo, esta sea una mas.
Quizás, se estén perdiendo Quijotes o Cervantes en provincias y localidades, que podrían tener potencia, que tienen conocimientos, que tienen historia –explico este concepto e imagen y metáfora, un editor muy importante en este país, hace décadas dijo: ¿Hoy, no se perdería ni un Quijote, ni un Cervantes? Y, puede ser que sea así, pero en la ingente cantidad de material publicado, quizás, hoy sí, porque al final, ¿cómo sería hoy, un Cervantes o cómo sería hoy un Quijote…?
Los ojeadores/seleccionadores del futbol del articulismo, dicen, se fijan mucho en la audiencia que nuevos autores que puedan tener en sus redes sociales. No niego, que pueda ser un valor importante, pero quizás, también se deberían fijar, si los artículos de tal persona desconocida, puedan ser leídos con y como buen alimento dentro de cinco décadas.
Quizás, habría que fijarse también en eso. Si esa persona equis, articulista perdido en alguna provincia o en algún barrio de alguna gran ciudad, publicando en un digital casi vecinal o barrial, quizás, tenga la potencialidad creativa y de calidad, aunque tenga veinte personas de audiencia, para ser un clásico dentro de cinco décadas, al lado de Larra, Ruano, Alcántara, Cavía, Camba, Plà, Azorín, Galdós, Clarín, Pardo Bazán, Carabías, Fernán Caballero, Alarcón, Pemán, Ortega, Unamuno, D´Ors, Cunqueiro, Vicent, Umbral, y otros cien existentes en este trozo pentagonal de la Península Ibérica. Paz y bien.
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